Saber perder

Antonia San Juan. Presentadora. Pipo FernándezAntonia San Juan reflexiona sobre su experiencia como presentadora de los Goya con motivo de la 30 edición

Siempre trato de convertir cualquier experiencia negativa –y mi presentación de los Goya ese año lo fue– en algo positivo. El ser poco reflexiva y tan apasionada en ocasiones resulta positivo, pero en la mayoría de los casos, como por ejemplo en mi presentación de la gala en 2000, resultó un auténtico desastre.

Cuando me ofrecieron presentar los Goya en Barcelona, después del éxito de Todo sobre mi madre, no lo pensé dos veces. En esos momentos me sentía querida y deseada. Recuerdo que llegué un día antes a la gala a ensayar, y la directora me dijo: “Va a estar el Príncipe… así que ningún taco, tú lees tus tarjetas y del atril a las latas y de las latas al atril”, y así lo hice.

Lo que no se calculó fue mi nominación y el premio a la Mejor Actriz Revelación, que se dio en el primer o segundo bloque de la gala, no recuerdo. Premio con el que yo soñaba y que vi cómo se lo llevaba muy merecidamente Ana Fernández. En ese momento, me derrumbé. Las críticas no se hicieron esperar; al día siguiente me machacaron literalmente. Aquella portada de El Jueves y demás periódicos, y la que me tenía preparada Interviú poniendo en jaque mi vida privada… Recuerdo bien aquellos meses, sentí la mirada del prejuicio y la discriminación.

Saco de positivo ser la primera y única que presentó los Goya en Barcelona, en un año redondo como el 2000. Ese año aprendí a no precipitarme en decisiones y a ser más reflexiva, y además reconozco que si todos esos ataques hubieran sido pagados con dinero, a lo mejor algunos ceros en mi cuenta corriente me hubieran ayudado a digerir el machaque. Las penas con pan son menos. Sé perder, y lo he demostrado siempre que me han pedido en otras ediciones que participe haciendo chistes sobre mi mala presentación. Soy miembro de la Academia de Cine, tengo dos nominaciones y estoy contenta de pertenecer a este grupo. Gracias.