“El cine, aparte de cambiarme la vida, me ha hecho mejor persona”

Daniel Guzmán | A cambio de nada

©Enrique F. Aparicio

©Enrique F. Aparicio

Pasión, sufrimiento, renuncia, gratitud, evolución, empeño, modestia… Daniel Guzmán encadena estas palabras a lo largo de la conversación en la que repite que él ha hablado de lo que conoce y siente en su corto Sueños (Goya al Mejor Cortometraje de Ficción y Espiga de Oro en la Seminci) y en su primera película como rea­lizador, A cambio de nada. Diez años ha estado inmerso en esta historia de iniciación con tintes autobiográficos por la que aparcó la actuación y que le ha posicionado como uno de los talentos de nuestro cine. Protagonizó su primera película con 16 años, rodó su ópera prima a los 41 y está como un chico con zapatos nuevos porque ha conseguido muchos de los objetivos que se marcó. Pero este “peliculero”, a quien su condición de hijo único le ha llevado a inventarse amigos e historias desde pequeño, no ha cerrado todavía el capítulo de su debut como director de largometrajes. El día que se anunciaron sus seis posibilidades al premio de la Academia, el madrileño gritó y lloró. “Mi primer pensamiento fue para mi abuela Antonia, con la que iré a la gala”, revela Guzmán, que utiliza la realidad para hacer ficción y aplica la ficción para vivir la realidad.

Por Chusa L. Monjas

Ahora le toca disfrutar
Lo intento, pero ha sido tanto trabajo, tanto sacrifico y tantos sinsabores que cuando te llega algo tan fuerte, te desborda emocionalmente, te bloqueas.

Usted es resistente, su tenacidad puede con todo.
Es que tenía la necesidad de contar esta historia, confiaba en que podía conectar con el público de manera honesta, que podía divertir, emocionar e invitar a la reflexión. En estos diez años he tenido momentos en que se han cerrado todas las puertas, la película se ha caído tantas veces… Durante los seis años que estuve escribiendo el guión tuve que enfrentarme a experiencias personales dolorosas, me la jugué porque no valían las medias tintas, y encontré muchas respuestas en este retrato que hago de la adolescencia y de la relación de amistad que tengo con la vejez.

El efecto catártico del cine.
Como actor no moralizo, no entiendo entre el bien y el mal, intento reflexionar sobre las circunstancias. El cine, aparte de salvarme la vida, me ha hecho mejor persona.

¿Cómo valora las seis nominaciones?
Con un total agradecimiento. Es una satisfacción plena porque nos han dado muchas alegrías a todo el equipo. Vi solo la lectura y cuando salió Miguel Herrán [Mejor Actor Revelación] empecé a gritar. Luego vino Felipe García Velez [Mejor Actor de Reparto], que lleva más de cuatro décadas en la profesión, y después mi abuela [Mejor Actriz Revelación], que era mi sueño porque me empeñé para que ella, con 93 años, hiciera la película.

¿Qué me dice de las suyas, Mejor Guion Original, Dirección Novel y Película?
Estar junto a Fernando León, Isabel Coixet y Cesc Gay, que son mis referentes, y Paula Ortiz es increíble. He visto todos los trabajos que han hecho. Mi vida sin mí me impactó y admiro la coherencia de Cesc Gay, crecí con Krámpack. Miro hacia atrás y veo que Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Tesis y El bola fueron reconocidas por la Academia, pequeñas joyas que han hecho grande nuestro cine y que han competido con producciones de grandes presupuestos y respaldadas por fuertes grupos mediáticos. Desde hace unos años conecto con la Academia, que ha alcanzado una madurez y está valorando propuestas muy diferentes. Esto es muy positivo para el cine español.

¿Se ve con el Goya a la Mejor Película?
Tenemos esperanzas por los premios que obtuvo en Málaga, por el reconocimiento que ha tenido por parte de la crítica y del público y los galardones que está recibiendo en su recorrido internacional. Me gustaría seguir soñando durante estas semanas, ¿por qué no? Ojalá podamos vivir este final de viaje después de tantos años de trabajo.

Ha recibido muchos cumplidos, ¿cuál le ha hecho más ilusión?
Me llegó mucho la felicitación de Javier Bardem –con el que trabajó en Éxtasis– y de Penélope Cruz. Nunca olvidaré mi entrada a la Academia, donde recibí tantos abrazos de los compañeros. Es ­impagable el cariño y el afecto de la gente, de la familia del cine, y yo me siento muy querido. Y la película habla de eso, de la búsqueda de afecto, de la necesidad de ser querido.

¿Está preparado para cerrar el capítulo de A cambio de nada? Lo digo porque no la ha soltado de la mano.
Si la película sigue viva es porque he ido con ella a todos los sitios donde se ha presentado. No entiendo el cine de otra manera. Ahora empiezo de nuevo en el cine como guionista y director. A cambio de nada es la última y la próxima será la primera. Lo que no volveré a hacer es dirigir y a producir a la vez. Ha sido muy duro buscar financiación privada con el incentivo fiscal que hay en España.

Antonia Guzmán - cambio de nada. Rodaje

Un buscavidas

¿Cree que la segunda obra le costará menos?
No he tenido nada fácil en mi vida. Pero no me quejo. Soy muy curioso, muy inquieto y muy cabezón. Me gusta mucho probar y me permito equivocarme. Intento exprimir la vida porque esto pasa muy rápido.

¿Se siente cómodo en la silla de director?
Disfruto mucho del equipo, donde soy un compañero que transmite a los actores y a los técnicos que sin ellos no hay película. Necesito un equipo de locos para que me acompañen en la aventura. Durante un tiempo, ellos se convierten en tu familia. Una familia que, si tienes sentido común y respeto por el trabajo de los demás, da la vida por ti y por el proyecto.

Los que le conocen a pie de obra dicen que es muy obstinado.
Sí, no paro hasta que consigo lo que quiero. Espero que mi perfeccionismo no me haga perder el placer de jugar en el cine.

La amistad, los sueños, los deseos ¿seguirán siendo la marca de sus próximos proyectos?
Si tengo la suerte de hacer más películas, tendré que creerme lo que ruede.

¿Tiene ya guión?
En una de las crisis que tuve cuando estaba escribiendo A cambio de nada, me fui con mi caravana a un pueblo de Portugal. Allí me puse a escribir y en tres meses hice la primera versión.

De seis años a tres meses. Sí que ha aprendido rápido…
Soy autodidacta, he aprendido equivocándome y parando golpes, como cuando me buscaba la vida en la calle. Soy un buscavidas. Lo que hago es ver mucho cine y leer todos los libros que hay sobre guiones.

¿Qué le falta a nuestro cine?
Una campaña efectiva para cambiar la imagen que parte del público tiene de nuestro cine, separar nuestro cine y la industria cultural del poder político, un fondo de cinematografía proporcional a lo que nuestra industria genera, una ley de mecenazgo, y un mayor incentivo fiscal para atraer la inversión privada.

¿Y qué le sobra?
La barbaridad de IVA que nos imponen, es una sangría para nuestra industria. Y más autocrítica.