©Marino Scandurra

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No creo que sea cuestión casual que la celebración de la trigésima edición de los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España haya ido precedida de la celebración, el pasado año, de los treinta años de la pasarela de la semana de la moda de Madrid, que este mes de febrero llegó a su puesta en escena número sesenta y tres, dada su doble exhibición estacional.

Por Ulises Mérida, diseñador

Durante estas tres décadas cine, moda, y en definitiva marca España, han paseado de la mano por una alfombra multicolor (como exigen los cánones publicitarios), a la vez que han tenido la oportunidad de mostrar a los quinientos millones de espectadores de habla hispana el nivel creativo y la excelencia profesional de directores, guionistas, actores, músicos y realizadores, acompañados del mejor diseño de moda.

Tanto el paseíllo por la alfombra como el patio de butacas constituyen el mejor doble escaparate y canal de difusión para ambas disciplinas artísticas. Espectáculo y glamour se dan cita anualmente en una noche mágica, marcada en el calendario de quienes nos dedicamos a crear desde la idea, al boceto y la tela, al corte, pespunte y resultado final.

Ocho de los 31 modistos que este año desfilamos en la MBFWM en Ifema hemos tenido la oportunidad de vestir a las principales representantes de la cinematografía patria, y a la vez sufrir con ellas: nominadas y premiadas.

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. Foto: ©Alberto Ortega

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. Foto: ©Alberto Ortega

En primera persona he asistido a un abanico de tonalidades, texturas y construcciones firmadas por compañeros de profesión de quienes reconozco inmediatamente su buen hacer. Ana Locking, ­Teresa Helbig, Cortana, The 2nd Skin Co. y yo mismo –representado con cinco ­creaciones– hemos consolidado nuestros primeros años de pasarela; hemos creado una especial sinergia con Inma Cuesta, Cecilia Freire, Manuela Vellés, Verónica Sánchez, Paula Ortiz, Ana Fernández, Luisa Gavasa y otras tantas. Maridados con el talento que despunta, aclamado ampliamente en los últimos meses y llamado a recibir las mejores críticas en los principales certámenes internacionales.

Clásicos e indiscutibles black and white (o solo black o solo white), tonos cálidos, escotes geométricos en sedas, crepes y muselinas de cortes sencillos. Tejidos de siempre bajo nuevas inspiraciones y sobre texturas más actuales, más rígidas y más tecnológicas.

Juana Acosta. Foto: ©Ana Belen Fernández

Juana Acosta. Foto: ©Ana Belen Fernández

Diálogo previo

Innovación personal en sintonía con la personalidad y el estilo propio de cada actriz, de cada personaje. No existe una decisión “de y para la alfombra” sin un diálogo previo. Es inviable la improvisación. Cada una siente lo que quiere, lo transmite e intentamos hacerlo realidad. En algunos casos, además, el resultado se convierte en un excelente recuerdo, si el diseño, además de por la alfombra, avanza sobre el escenario y es homena­jeado con una estatuilla.
He identificado el corte indiscutible de Caprile, en Anne Igartiburu y Cayetana Guillén Cuervo, casi musas. El impecable estilo de Juana Acosta, enfundado en un Basaldúa negro de corte O’Hara. Y el must de cualquier alfombra, un Pronovias desfilado por Amaia Salamanca y un Rosa Clará por Belén Rueda, ambas blanco noche, deslumbrantes.
Todos somos artesanos y representamos el buen hacer de la moda de España, el esfuerzo por una simetría perfecta con toda nuestra cadena de producción. La elección de tejidos y profesionales de la costura, esto es fabricado y fabricante dentro de nuestras fronteras, para potenciar nuestra marca y para ser embajadores de nuestro país.

La capacidad de empujar una industria que representa un 4% de nuestro PIB y que lucha, y consigue, mantenerse en primera línea del diseño internacional.
Ha sido un placer ver a Juliette Binoche optar por un Loewe clásico e intemporal. Metalizado para una noche de febrero en la que el invierno aún no había hecho su aparición.
Sin dejar de lado a las infinitas variaciones e interpretaciones de esmoquin masculino, ejemplo paralelo de elegancia necesaria para completar el cuadro.

Pablo Alborán. Foto: ©Ana Belen Fernández

Pablo Alborán. Foto: ©Ana Belen Fernández

Moda internacional

Una noche, que además de acaparar casi cuatro millones de espectadores en televisión es capaz de reunir a cuatro premios Oscar y a un Nobel de literatura requiere, ¿por qué no?, de diseñadores de alta costura internacional.

Consagrados Elie Saab, vistiendo a una Silvia Abascal siempre impecable; un ­Georges Chakra debutando bajo el madrinazgo de Clara Lago y Nieves Álvarez (incapaz de dejar indiferente); Carolina Herrera New York, con original estampado para Goya Toledo; el colofón del Naeem Khan de Isabel Preysler, de corte sirena en tercipelo negro y plata; y el Atelier Versace de Penélope Cruz, fiel al trapecio palabra de honor.

marinoscandurra 0689

Sin entrar en polémicas, que no me corresponden, alrededor de las peticiones de apoyo al cine español enfundadas en creaciones de moda no nacionales, ­solo tengo palabras de celebración para esos treinta años conjuntos de moda y cine; de pasarela y títulos de crédito; de exportación y galardones en certámenes transnacionales; de madurez y consolidación de dos industrias que representan lo único indispensable para que cualquier maquinaria funcione: el talento.

Porque solo con talento continuaremos dando ejemplo de creatividad, excelente trabajo profesional y capacidad para cumplir los sueños de nuestros respectivos públicos identificados con un guión, un argumento, una interpretación y un modelo.