Celia Rico: “El amor no necesariamente nos hace más fuertes”

Celia Rico (Sevilla, 1982) invita a pensar en su ópera prima como “un espejo donde nos vemos de este lado, pero también del otro, para comprobar que no somos tan distintos a nuestros padres ni ellos tan diferentes a nosotros”. Con Viaje al cuarto de una madre ha logrado cuatro nominaciones a los Goya, entre ellas la suya a Mejor Dirección Novel y Mejor Actriz Protagonista y de Reparto para el alter ego de Estrella y Leonor, las protagonistas Lola Dueñas y Anna Castillo. Siente que un pedacito de estas candidaturas también pertenece a sus padres, cómplices de este filme sin los que “habría faltado algo muy poderoso que, quiero pensar, ha acabado traspasando a la pantalla: su amor”. De este sentimiento, las encrucijadas cotidianas, las despedidas y los nuevos roles familiares habla la intimista historia de la directora sevillana, que abraza las dudas y la incertidumbre como el motor de “aventurarnos a hacer una película y cuestionarnos tantas cosas”.

Por María Gil 

Es la primera directora española que dirige a Lola Dueñas, en sus más de veinte años de profesión.
Es un ejemplo de un problema grave como industria y como sociedad. Celebro que cada vez seamos más mujeres y que por fin se pueda hablar de un cambio de tendencia. Solo queremos hacer nuestras películas y que otras mujeres y otros hombres puedan hacer las suyas. Deseo que podamos seguir trabajando; si no hacemos carrera a largo plazo no seremos ningún referente para las nuevas generaciones, sino una moda pasajera.

Desde 1990 no había mayoría femenina en los nominados a Mejor Dirección Novel y también las protagonistas de las historias son personajes femeninos. ¿Qué lectura hace?
Tenemos mucho que agradecer a las pioneras que han remado contra viento y marea. Y no es que no haya habido talento femenino desde 1990 para que se repitiera antes un dato como este, es que en todos estos años no se ha confiado en nosotras lo suficiente. Por suerte, creo que ya nadie se atreve a cuestionar si nuestras películas pueden interesar al público mayoritario. Necesitamos también más mujeres productoras, distribuidoras y programadoras. Desde estos cargos se decide qué películas se producen y cuáles llegan al público.

La rutina y la importancia de los objetos para construir a un personaje está en Viaje al…  y también en su corto Luisa no está en casa. ¿Por qué le atrae lo cotidiano?
A veces podemos viajar muy lejos sin apenas movernos de casa. Como escribió Xavier de Maistre en Viaje alrededor de mi cuarto –título que, en parte, ha inspirado el de esta película– “cuando viajo por mi cuarto, difícilmente sigo una línea recta”. Me interesan mucho esas líneas que se tuercen, esas derivas dentro de lo cotidiano en las que un personaje afronta una pequeña encrucijada. En esas (in)decisiones del día a día, aparentemente triviales o rutinarias y a menudo vinculadas con objetos domésticos, se abren verdaderas grietas, laberintos inesperados, uno se pregunta por qué las cosas no son de otra manera y hasta descubrimos que tenemos deseos.

Rodó en su pueblo, en Sevilla, y su familia se implicó personalmente en la cinta y con las actrices.
Cuando descubría a mis padres madrugando o trasnochando para colaborar  en el rodaje, olvidándose de sus rutinas, me daba cuenta de por qué estaba haciendo esta película. Precisamente, trata de vínculos. Ahora sé lo importante que fue habitar mis espacios familiares con Anna y Lola. Gracias a ello, la ficción se fusionó con la vida. Al tratarse de un proyecto de pequeñas dimensiones, hemos podido trabajar de una forma muy familiar y con una gran calidez humana. Esto es para mí lo más valioso.

¿De qué modo se relaciona la ficción con su propia experiencia vital?
Son muchos los vestidos que a lo largo de los años me ha cosido mi madre. Muchos me los he puesto orgullosa y con otros no me he sentido cómoda y se han quedado en el armario. Hay muchas formas de sentirse culpable por no saber corresponder al amor incondicional de los padres y esta no es más que una de ellas. Tomé estos elementos autobiográficos para construir la película porque para mí la maternidad es indisociable del oficio de costurera, que solo entiendo como un acto de creación y de protección.

El primer encuentro con Estrella y Leonor

La película habla del amor de padres e hijos. ¿Es la palabra que más repite cuando habla de Viaje…?
Es una palabra que está connotada de cierta cursilería y a veces uno parece ingenuo nombrándola. Sin embargo, es algo muy complejo, muy contradictorio. Y precisamente, con esta película, hemos intentado mostrar todas sus caras, las más dulces y las más amargas. El amor no necesariamente nos hace más fuertes. Apenas sabemos amarnos bien; lo hacemos con miedo, coartando al otro o poniéndonos un escudo para protegernos.

Ha citado a la escritora Natalia Ginzburg en muchas de las entrevistas sobre Viaje… ¿Cuáles fueron sus referentes?
Mientras escribía, escuché mucho a Vashti Bunyan y a Jackson C. Frank. Me gusta indagar en fuentes no cinematográficas para no condicionarme por la forma de filmar de otros y dejar más espacio para que surja mi propio universo visual, cuyos referentes están en las cosas que tengo cerca, en los objetos que me rodean, en mi familia, en mis amigos, en los recuerdos. De los referentes cinematográficos eres más consciente a posteriori, aunque siempre nos influye el cine que admiramos, como el de Yasujiro Ozu. Gracias a realizadores así, todos hemos deseado hacer películas en algún momento.

Si gana el Goya el próximo 2 de febrero, ¿De quién se acordará?
Sería bonito recordar el primer encuentro con cada una de las personas que luego han formado parte de la película, cuando aún no las conocía y les hablé por primera vez de Estrella y Leonor. Y pensaría en lo contentos que estarían mis padres, que siempre se preguntan por qué quiero hacer películas, con lo que eso me complica la vida.

Se dice que es más complicado levantar una segunda película que la primera.
Y las estadísticas lo demuestran, sobre todo en lo que se refiere a directoras mujeres.

¿Está inmersa ya en su próxima historia?  ¿Volverá a lo cotidiano?
A mí me gusta cocer los proyectos a fuego lento; así se disfruta más, se piensa mejor y se gana un poco de perspectiva. He empezado a escribir unas primeras notas para una posible película, pero aún me queda mucho trabajo por delante. Lo cotidiano siempre estará. Me resulta imposible desvincularlo de la vida.