Y el Goya de Honor es para…

Foto de Federico G. Larraya

Goya de Honor 1996 · 10 Edición

Federico G. Larraya

Director de fotografía

Madrid, 1919 – 2004

Después de casi sesenta largometrajes y diez series de televisión, Federico G. Larraya recogía en 1996 su merecido Goya de Honor por toda una vida tras las cámaras.

Se inició en el cine primero como auxiliar de montaje para el No-Do y después como cameraman, pero su andadura como director de fotografía comenzó en la década de los cincuenta iluminando algunas comedias costumbristas de éxito como Los ladrones somos gente honrada (Pedro L. Ramírez, 1956). El director Pedro Lazaga le ofreció por entonces trabajar con él en su primera película en color, Miss Cuplé (1959) y cuatro años después vuelven a colaborar en Fin de semana (Pedro Lazaga, 1963).

En la década de los sesenta trabaja de forma esporádica en la realización de efectos especiales de películas tan icónicas como la entrega del agente 007, Desde Rusia con amor (Terence Young, 1962). Además ilumina una decena de coproducciones internacionales rodadas en España. Entre ellas, ejerce de asistente del operador de cámara italiano, Massimo Dallamano, en uno de los más emblemáticos títulos del spaghetti western, Por un puñado de dólares (Sergio Leone, 1964).

A lo largo de toda la década de los sesenta muestra se muestra muy prolífico y polifacético, alternando las producciones internacionales con títulos nacionales como Nobleza baturra (Juan de Orduña, 1965). Compaginó estos trabajos con producciones para televisión colaborando con Orduña en la fotografía de numerosas zarzuelas para Televisión Española, como Bohemios o La revoltosa. A esta diversidad se le sumó, en los setenta, la iluminación de cortos así como el inquietante mediometraje La cabina (Antonio Mercero, 1972), protagonizado por José Luis López Vázquez, y que fue merecedor de varios premios, entre ellos, el Ondas y el Emmy.

 

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