Contra la impunidad

Es prácticamente desconocido, por inaudito, que casi la mitad de los 858 asesinatos cometidos por la banda terrorista ETA en sus cincuenta años de existencia, se encuentran en la actualidad sin esclarecer.

La Ley de Amnistía de España de 1977, ciertas medidas “de gracia” que se han ido aplicando bajo determinadas circunstancias a lo largo de los años, investigaciones realizadas con desidia o sencillamente olvidadas y errores judiciales, han facilitado que un gran número de atentados dejaran de ser investigados hasta que prescribieron, formando un panorama inquietante que enturbia, no solo la paz de los familiares, sino también la lucha del Estado contra ETA.

Unas pocas personas trabajan en los últimos años, en diferentes líneas de investigación, para, por una parte, esclarecer el estado de las causas por asesinato sin resolver y, por otra, para que estos no prescriban, promoviendo ante la Audiencia Nacional y la Corte Penal Internacional de La Haya el reconocimiento de los crímenes de ETA como crímenes de lesa humanidad.

¿Cómo ha sido posible que tantas circunstancias hayan favorecido a los terroristas y perjudicado el derecho a la justicia de las víctimas?