Esperando a Dalí

Los hermanos Fernando y Alberto son cocineros en un restaurante francés de Barcelona. Las implicaciones políticas de Alberto les obligan a huir a Cadaqués de la mano de François, un hippie francés que vive en el pueblo costero. Una vez allí, François les presenta a Lola, su novia, una atractiva bióloga marina aficionada al buceo que les consigue trabajo como friegaplatos en El Surreal, el restaurante de su padre Jules. El Surreal es un restaurante en Port Lligat que Jules regenta de una manera muy peculiar y siempre pensando en su admirado Salvador Dalí.

La obsesión de Jules por Dalí le conduce a situaciones surrealistas y accidentadas, y siempre en constante tensión por la situación política del momento y la omnipresencia tensa del Teniente Garrido, el cual se divierte imponiendo el respeto a todos los locales de la zona a sabiendas de que el caudillo está enfermo de gravedad y la situación puede cambiar en cualquier momento. Jules trama de todas las formas imaginarias, la manera de que Salvador Dalí venga a su restaurante aprovechando que la habilidad de Fernando en el arte culinario pronto hace crecer la fama del Surreal, pero la extravagancia de Dalí hace que el deseo de Jules sea muy difícil de conseguir. La lucha constante entre la libertad de opinión que defienden los hippies de Cadaqués, entre los cuales Alberto se ha integrado y ha encontrado el amor, y la represión del momento personificada en el Teniente Garrido da lugar a una tensión entre Fernando y Lola que poco a poco se va transformando en atracción inevitable hasta llegar al amor verdadero.

La determinación de Jules por traer a Salvador Dalí provocará un cruce de caminos entre la creatividad y el universo culinario de Fernando y Dalí, lo que generará, de forma accidental, el nacimiento de un chef revolucionario a escala mundial.