Por un puñado de besos

Sol se prepara para salir de su casa. Cambia impresiones con Gloria, su mejor amiga y compañera de piso sobre qué ropa ponerse. Está nerviosa. Tiene una cita. Es un día soleado. Camina por la calle hasta llegar a un bar. Entra. Enseguida ve a Dani pero su conversación no es la habitual. Lo primero que hacen es enseñarse unos certificados médicos. A partir de aquí comienza la historia de Sol y Dani marcada por la necesidad de amar de ella y la necesidad de saber de él. Desde el primer momento se gustan, se enamoran. Tienen varias citas. Sol deja volar su imaginación pensando que ésta vez va a salir bien. Dani lucha contra sí mismo y contra sus mentiras. Está entre la espada y la pared. Por una parte tiene que escribir el artículo por el que contactó con Sol y no puede, se ha involucrado demasiado. Por otra parte, quiere decirle a Sol la verdad pero sabe que esa verdad será el fin de su relación. Dani busca consuelo en los consejos de su amiga Lidia. Le conoce muy bien y también su “afición” por las mujeres. Piensa que Dani no ha superado todavía la ruptura con su antigua novia, Almudena, y le aconseja que no siga con esta nueva relación. Pero Gloria, la amiga de Sol, se acaba enterando de que Dani es periodista y, aunque este no escribe su artículo, esto supone el fin de su relación con Sol. Ella se queda desolada. Aunque todavía tiene que enfrentarse a su pasado: la madre de su antiguo novio, Darío, le llama para comunicarle que Darío quiere verla. Por otra parte, Carol, la hermana pequeña de Sol sale con un chico. Sol adopta una postura maternal hacia ella haciéndola ver que cuando llegue el momento, no olvide tomar precauciones. El tiempo pasa. Sol y Dani, cada uno por su lado, no pueden olvidarse. A veces los sentimientos están por encima de todo y ambos se buscarán y se encontrarán para darse cuenta que no existen amores imposibles sino idiotas con prejuicios. Después de todo un puñado de besos pueden cambiar la vida de uno para siempre.