Andrea Jaurrieta: “El corto te enseña a contar historias con lo que tienes”

 A Andrea Jaurrieta los cortometrajes con los que se paseó por numerosos festivales se le quedaban “muy cortos”. Consumidora de películas desde la infancia, esta treintañera navarra se fijó en las primeras películas de Almodóvar –con el que trabajó de meritoria–, Tigres de papel, Bilbao y en Ópera prima cuando preparaba su debut en el largometraje: Ana de día. Unas historias “libres, frescas” que estaban en consonancia con su apuesta cinematográfica.“También miré a Cassavetes y a Fassbinder. Hay que ver mucho cine para hacer cine. El cine es arte y  el arte alimenta el arte”, proclama esta polifacética artista, que indaga en el concepto de identidad en su primer largometraje, en el que conviven el suspense y el surrealismo. Directora, guionista, productora, actriz, ayudante de dirección y fotógrafa –”también tuve un grupo de rock”–, Jaurrieta, que imparte clases de cine en varios centros, estudió en la Complutense e hizo el máster de dirección en  la ESCAC.

Por Chusa L. Monjas

Escribió Ana de día en Roma.
Fui con una beca para la Real Academia de España en Roma, la ciudad en la que quería rodar por la diferencia entre el día y la noche, que es muy importante porque cuanto más se adentra Ana (interpretada por Ingrid García-Jonsson) en la noche, más se aleja de sí misma, de ahí el título. Pero si era complicado en mi país, como para plantearte una coproducción… Está ambientada en  Madrid, donde ese mundo de neón y casticismo anclado me aportó mucho.

¿Qué haría si un día, por casualidad, ve a alguien que es exactamente como usted?
Cuando se planteó esta pregunta lo primero que pensé es en huir para buscar mis límites, para buscarme a mí misma lejos de lo que se supone que tengo que ser. Creemos que somos libres, pero siempre tenemos unos objetivos vitales, nos han educado para ir por un sitio, es muy difícil romper hacia el anonimato y la nada.

¿Buscaría a esa persona o, por el contrario, evitaría conocer a su copia?
Soy muy cobarde, rehuiría. Pero he  hecho esta película para conocer a mi doble.

¿Por qué le interesó abordar el conflicto de la identidad?
Me atrae el conflicto interno que tenemos entre lo que debemos y lo que queremos. Creo que esto está muy implícito en nosotros y siempre, a través de mis personajes femeninos, trato también de hacer una reflexión de las opciones que nos han venido un poco impuestas por lo que tenemos que ser, por lo que tenemos que generar por cuestiones sociales. En mis próximos proyectos seguiré indagando en esta temática, porque todos los conflictos externos de la vida vienen dados por nuestro conflicto interno y por cómo nos comportamos con los demás.

¿Ve el cine como herramienta terapéutica?
En el cine confluyen todas las artes que para mí son importantes –la música, la fotografía, el arte dramático…–, y es el medio en el que puedo crear mundos donde expresar cosas que yo en mi vida real, que soy muy del norte y muy para dentro, no puedo exteriorizar.

Los ocho años que pasó intentando levantar el filme, ¿alteraron la idea original del proyecto?
Cambió mucho porque el trabajo con los actores me aportó muchísimo. Empecé a ensayar con ellos y las palabras que había escrito tenían un subtexto, crecieron los personajes hasta el punto que el final de la película es otro. Al ser una historia tan independiente, muchas de las cosas que tenía en la cabeza inicialmente no las pudimos rodar. A mis alumnos les digo que podemos tener en la cabeza un peliculón, pero lo importante es saber contar la historia con lo que tienes. Los cortos te enseñan a adaptarte. Hay muchas formas de contar y todas son válidas.

El filme completó su financiación con una campaña de crowdfunding que consiguió recaudar 20 000€ con la colaboración del equipo técnico, ¿repetiría con esta fórmula?
No. Pagué al equipo, pero yo en 8 años he cobrado 800 euros de Ana de día. No estoy viviendo del cine, y no es sostenible que una industria se mantenga a base de caridad. Gracias al crowdfunding existe la película, pero ha sido agotador. Hay que apoyar el cine de autor. Tiene que haber una forma de proteger a las películas más pequeñas, a las óperas primas.

Cine de autor narrativo

¿Cómo se siente en una competición?
No soy competitiva. Estoy muy contenta con el trabajo que he hecho, seré muy feliz si lo reconocen, pero no estaré triste si no gano el Goya porque para mí no es perder. Ahora la película se reestrena en Madrid y el objetivo es que vuelva a las salas en otras ciudades. El cine de autor tiene una vida más pequeña, pero más larga.

De las 151 historias candidatas a esta edición de los Premios Goya, 58 eran óperas primas. ¿Que Ana de día haya sacado plaza puede servir para que le cueste menos hacer la segunda?
Eso espero. Quiero hacer un segundo largometraje y quiero  tener suficientes medios y cobrar por mi trabajo. La tecnología  facilita que nos lancemos a rodar, somos muchos intentándolo, pero la mayoría de esos 58 primeros títulos no llegan a las salas. En este oficio hay que tener perseverancia. Durante tres años, he estado las 24 horas del día, los siete días de la semana con la película. Solo cortaba para hacer trabajos alimenticios.

En la categoría de los Goya a la Mejor Dirección Novel hay espacio para tres mujeres, ¿qué lectura hace de esta situación?
Es consecuencia de lo que pasa en las escuelas de cine y con los cortos, donde no se plantea esa desigualdad, lo ves con normalidad porque en nuestra generación, afortunadamente, hemos sido educados en la igualdad. Con Ana de día he tenido respuestas muy condescendientes. Espero que en el futuro el género no influya a la hora de contar historias y tampoco en el presupuesto.

De levantar el Goya a la Mejor Dirección Novel…
Me acordaré de mi abuelo Jesús porque siempre me veía tramando cosas, montando obras de teatro, viendo películas… En el hospital me dijo: ‘yo no lo veré, pero tu vas a salir por la tele’.

¿Se está arriesgando en el cine español?
Se está arriesgando porque se está polarizando. Tenemos unas películas muy grandes, más comerciales, y unas películas muy pequeñas más atrevidas. Me gustaría que hubiese un término medio donde se pudiera arriesgar con dinero, que creo que es lo que falta.

¿Por donde quiere que camine su cine?
Mi objetivo es hacer cine de autor narrativo. Ahí están como modelos Carlos Saura, Almodóvar… ves una película suya y está su mirada. Lo que me gusta es que el espectador entre en el mundo que le plantees.