Alejandro Amenábar: “Es bueno dejarse impregnar por el de enfrente”

Foto: ©Enrique Cidoncha

Alejandro Amenábar estudió en el colegio a Miguel de Unamuno, pero ignoraba que la frase “venceréis pero no convenceréis”, que pronunció en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, era del escritor y filósofo. Unos cuantos años después, el director ganador de un Oscar por Mar adentro recuerda emocionado como los figurantes le aplaudían y jaleaban cuando se le complicó algún plano rodando la escena del aula de Mientras dure la guerra, su séptima película y la más nominada de la 34 edición de los Premios Goya –17 opciones–. “Uno siempre va con esperanzas, espero que con tantas nominaciones algo nos pueda caer, como en la pedrea. Es un año muy bueno, hay  mucha calidad, y cuantas mejores películas  compitan, mejor para el cine español”.

| Por Chusa L. Monjas

Sorprendido porque muchos jóvenes han ido a las salas a ver esta producción, que ha supuesto su vuelta a España “de muchas maneras”, a este valor seguro para nuestra cinematografía le divierte competir. “Si los premios te llegan, fantástico, y si no, puedes estar decepcionado durante un día y ya está”, declara el cineasta, cuyo estado de ánimo actual es “tranquilo y muy contento conmigo mismo”.

Los titulares del día después de conocerse la lista de nominados coincidieron: Amenábar vs Almodóvar.
Ni me gusta que se quiera ver como una competición entre dos, porque hay más directores, ni tampoco personalizarlo.

Estar nominado no es algo nuevo para usted.
Es una posición que me genera ilusión y, aunque el día de la gala estaré nervioso, quiero pasármelo bien; ver, si es posible, cómo gana alguno de mis compañeros y vivir ese momentazo que sería que Pepa Flores asistiera a recoger su Goya de Honor. Pepa Flores es una personalidad del cine que respeto mucho.

De todas las categorías a las que podía optar, solo se ha quedado fuera de tres. ¿Cómo valora que la mayor parte del equipo aspire a premio?
No hay nominaciones para todo el buen trabajo que se ha hecho en la película, yo resaltaría hasta la labor del ultimísimo extra. El equipo ha tenido una dedicación absoluta, ver que esto se reconoce en prácticamente todas las categorías me enorgullece y me alegra mucho por todos ellos.

Protagonista, reparto y revelación. Casi todos los actores son candidatos.
Nos ha faltado el de actriz protagonista (Patricia López Arnáiz). En Mar adentro también tuvimos muchas opciones en interpretación. Hemos cuidado mucho a los protagonistas y a los secundarios, que son igual de importantes.

Mientras dure la guerra ha suscitado multitud de críticas positivas y negativas, y desde su estreno sintonizó con el espectador (se acerca a los dos millones de espectadores y ha registrado más de 10.500.000 millones de recaudación).
Lo que más me llena es que la historia conecte con la gente, que es la que ha hecho que esta película sea especial, la ha hecho grande. El interés que se manifestó de entrada se ha mantenido a lo largo de las semanas. El sueño perfecto es que los espectadores pongan en sus preferencias una película difícil que, creo, hay que ver en las salas y con gente de este país por las referencias que hay a nuestro conflicto con la identidad. Cuando la ves en un cine rodeado de vecinos genera una sensación muy especial.

El ‘fregao’ perfecto

¿Qué ha sido lo más complicado de llevar a imágenes esta producción histórica?
Levantarla. Hubo algún momento en que pensé que nadie quería hacer, no un drama sobre la Guerra Civil, sino un drama con Franco de antagonista. Pierdes la confianza en el proyecto y empiezas a sospechar que a lo mejor es verdad que esto no le interesa a nadie. Mientras dure… es una realidad por la voluntad del productor Fernando Bovaira. Aunque siempre acabo metiéndome en ellos, no me gustan los ’fregaos’, y este filme era el ‘fregao’ perfecto.

¿Qué ha supuesto Mientras dure la guerra en su trayectoria?
Hablar como ciudadano. El cine es la mejor manera de expresar mis ideas.

¿Qué lección ha aprendido con esta mirada al pasado?
Siento que estamos cada uno en nuestro mundo, donde lo damos todo por sentado, y un personaje como Unamuno me ha reforzado esa sensación que tenía de que es bueno dejarse impregnar por el de enfrente. Mi ancla durante la preparación del filme ha sido que Unamuno dudara, que se contradijera a sí mismo, y esto me parecía muy saludable. Cuando haces una historia como esta tienes que ver exactamente qué es lo que quieres contar y a qué estás dispuesto a renunciar para no acabar haciendo un panfleto. Quería dejar espacio para que el público pensara. Y dejar aire a veces supone impregnarte de un lado y de otro.

Ser humano. Ser contradictorio
Me gusta mucho la contradicción desde un punto de vista dramático. Unamuno es la quintaesencia de la contradicción, no habría estado ni estaba contento consigo mismo nunca y siempre tenía cera para todos. En general, un poco de contradicción en la vida no está mal.

¿Quedan muchas historias de la Guerra Civil por contar?
Hay más historias y muy buenas.

Foto: ©Enrique Cidoncha

Individuos enfrentados a la sinrazón

¿Con qué profesionales ha hecho mejor tándem a lo largo de su carrera?
Con el que llevo más años es con Fernando Bovaria, somos un matrimonio muy bien avenido. Con Mateo Gil trabajo muy a gusto, nos conocemos desde los 18 años, hemos aprendido juntos. Alejandro Hernández es un complemento que ahora me viene muy bien.

Repasando su biografía, ¿han cambiado las historias que le interesan?
De una película a otra no se parecen mucho, aunque luego se puede trazar un camino que tiene que ver con individuos enfrentados a la sinrazón.

”Me preocupa que se devalúe la historia, que todavía tenga importancia que una persona quiera contarte algo”

Para muchos cineastas es inevitable retratarse políticamente en lo que hacen, ¿qué opina de la lectura política que se ha hecho de su filme?
Uno de nuestros temores era que se utilizara como arma arrojadiza de la misma manera que se han utilizado las palabras de Unamuno. Pero no he sentido esa polémica, mi sensación es que desde el punto de vista político ha habido una especie de silencio institucional, mientras que a pie de calle me encuentro con gente de distintos ámbitos y edades que me felicita sinceramente. La película, insisto, no es equidistante, tenía muy claro lo que quería contar y quién es mi héroe, pero quería hacer una película que acogiera, inclusiva.

Pero sí ha abierto esa lectura que siempre se establece entre el cine español y la política.
Como espectador y como director, en el cine quiero tener la posibilidad de rascar yo. Creo en la defensa de las ideas, pero en la película hay suficiente metraje para que el espectador pueda sacar conclusiones por sí mismo, sin que se lo des todo machacado.

Tiene 9 bustos del pintor, ¿qué han supuesto estos premios en su carrera?
Son importantes, sobre todo cuando empiezas y no tienes tanta confianza en ti mismo. Me sirvieron para posicionarme muy bien en el cine español, tener la confianza de los productores y poder hacer los proyectos que me gustan.

Respeto muchísimo y me gusta el sistema de la Academia de Cine en la que los miembros votan, es un sistema bastante juicioso, independientemente del resultado. A veces pueden ser resultados dispares, pero esto también es lo bonito de los premios.

De las rentas no se vive. ¿Cuesta más afrontar un éxito o un fracaso?
Un fracaso. Es complicado gestionar la desconexión entre lo que has hecho, lo que querías hacer, y lo que has logrado de cara al espectador.

¿Qué futuro le espera al cine?
El cine en salas no va a morir. Estamos asistiendo a un cambio brutal en el modo en el que se ven las historias, pero más crucial que el lugar, me preocupa que se devalúe la historia que todavía tenga importancia que una persona quiera contarte algo.

Era de los pocos cineastas que se resistía a la televisión. Su nuevo proyecto es una miniserie, El tesoro del Cisne Negro.
Cuando leí el cómic pensé: esto sería una película fantástica. El guionista Alejandro Hernández y yo nos dimos cuenta que cabía en una miniserie, un formato que todavía puedo abarcar y codificar como espectador y como creador, me cabe en la cabeza. Más difícil sería hacer una serie larga de varias temporadas.