Las nominadas al Goya a Mejor Película de Animación, contadas por sus directores

Salvador Simó, Ángel Alonso y Sergio Pablos reflexionan sobre Buñuel en el laberinto de las tortugas, Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo y Klaus

Una historia de amistad | Por Salvador Simó 

Cine Delicias, en Barcelona. Dos películas de reestreno y sesión continua, de la mano de mi abuelo y mi hermano. Mediados de los años setenta. Esos fueron mis primeros contactos con el cine, sin ser consciente que unos cuantos años más tarde estaría al otro lado de la pantalla, detrás de ella, contando la historia de uno de los grandes maestros, Luis Buñuel.

Más allá del artista, del genio, hemos querido conocer a la persona, sensible, con un gran corazón, formada por un pasado y una época, con sus contradicciones y, como todos, con sus miedos; también con un personaje que se fue construyendo a su alrededor con el tiempo, como el caparazón de una tortuga, todo ello el caldo de cultivo de ese genio.

De pequeño, su padre no le permitía jugar en el jardín con sus hermanas, porque “los niños no juegan con las niñas”, y lo mandaba a jugar con los chavales del pueblo a la calle. Luis era el niño rico del pueblo; los otros chavales no. Esto nos puede evocar los planos de los pies de los niños en Las Hurdes, o la película de Los olvidados.

Su amistad con Lorca –de quien decía que era la persona que verdaderamente le enseñó a apreciar el arte– en nuestra historia aparece sutilmente al final de película, cuando los protagonistas dejan Las Hurdes, con ese poema de Federico convertido en imágenes:

A mi queridísimo Luís Buñuel

Acta de eterna amistad, F.

Paisaje sin canción,

cielo azul, campo amarillo,

monte azul, campo amarillo,

por la llanura desierta,

va caminando un olivo…

un solo olivo.

Madrid, 1923

Buñuel en el laberinto de las tortugas no deja de ser una obra de amor y respeto hacia este personaje, para mí un maestro al que no conocí en vida pero he tenido la gran suerte de conocer a través de esta historia y de las palabras de las personas que lo conocieron, de las historias de sus amigos. Recordaré siempre las palabras de Juan Luis Buñuel, su hijo, cuando describía la amistad de su padre con Ramón Acín, cuando le hablaba de él “se le rompía la voz al recordar a Ramón”. Un buen hombre, le llaman en Aragón, y es que de alguna manera representa a aquellos que sí cumplen su palabra, muchos más de los que nos imaginamos, solo tenemos que mirar a nuestro alrededor.

No había historia más bonita que contar que la de esta amistad. Y para mí, rodeado de un equipo con un talento increíble que han hecho de este viaje también una historia de amistad.

Cristales caprichosos | Por Ángel Alonso

Elcano y Magallanes ha sido el reto más complejo al que nos hemos enfrentado. Estaba claro que la propia historia exigía un gran esfuerzo, ya que en ella se planteaban, lógicamente, multitud de escenas en el mar y con diferentes condiciones climáticas. A sumar que se trata de una travesía por parte de unos navegantes que se enfrentaban a lo desconocido, comparable con lo que hoy en día pueden ser los viajes espaciales.

Elcano, navegante vasco de un pequeño pueblo pesquero llamado Getaria, es sin lugar a dudas un personaje desconocido en la mayor parte del mundo. Esto está propiciado por Antonio Pigafetta, escribano de la expedición, que de forma premeditada dejó de lado la figura de Juan Sebastián Elcano, verdadero responsable de la decisión de dar la vuelta al mundo, en vez de retornar su viaje por la ruta por la que habían llegado a las Islas Molucas. Hasta aquí la propia historia.

Nuestra intención ha sido ayudar a dar a conocer la figura de este navegante vasco y poner nuestro granito de arena, mediante la realización de una película de animación que no es un estudio histórico, sino una obra de ficción basada en los acontecimientos históricos de la vuelta al mundo, con la libertad que solo puede dar la animación. Creo que tiene cierto valor didáctico, porque hace llegar al público unos hechos que le llevarán a interesarse o no por la historia real.

Pero como en todo, existen múltiples lecturas de la historia. Historias enfrentadas en las que los héroes pasan a ser villanos y viceversa, dependiendo del cristal con el que se mire. Coincidiendo con los 500 años de la circunvalación da la sensación de que todo el mundo se quiere apropiar del éxito y a la vez se aprovecha para lanzar reivindicaciones y reproches actuales, al compararlas con unos hechos que ocurrieron hace 500 años y trasladándolos a nuestros días. Sinceramente, creo que muchos de estos hechos no se pueden valorar con la perspectiva actual ni se pueden comparar con situaciones que se aprovechan para beneficiar teorías actuales de cada una de las partes implicadas.

Para los portugueses Magallanes es el héroe. Para los filipinos, Lapu Lapu es el héroe que detuvo y mató al invasor que venía a arrebatarles la tierra en la que vivían. Portugal puede reivindicar el mérito del viaje para sí mismo, lo mismo que se puede hacer desde España en un papel que, no olvidemos, fue financiado desde el reino de Castilla. España como tal no existía en aquel momento.

Sin embargo, todo esto queda fuera de la intención de la película que es dar a conocer la primera vuelta al mundo desde el punto de vista de una historia de aventuras. Por supuesto, si la película hubiera sido de marcianos y siendo esa la intención, también le podríamos buscar una forma de argumentar lo que le interese a cada uno. Los cristales son así de caprichosos.

Arte y técnica | Por Sergio Pablos 

Allá por los años ochenta, decidí dirigir mi carrera profesional hacia el mundo de la Animación. Después de cursar mis estudios en el extranjero, busqué mis primeras oportunidades profesionales en España.

Así es como descubrí una industria floreciente y con grandes talentos, formada por pequeñas empresas, dedicadas principalmente a proporcionar servicios a empresas europeas y americanas pero que, salvo honrosas excepciones, carecían de una verdadera personalidad propia. Aún así, esto me permitió ganar experiencia, la suficiente como para incorporarme a los estudios de Disney en California, donde tuve la fortuna de trabajar en algunos de los grandes clásicos como El jorobado de Notre Dame y Tarzán.

Tras aquella singladura regresé a España, donde creí poder aportar algo de lo que había aprendido para ayudar a mejorar la industria en mi país. Así nació SPA Studios, que durante 15 años ha luchado por generar proyectos e ideas con la intención de algún día poder alcanzar la meta de producir largometrajes de gran calidad y que pudieran competir con orgullo en el mercado internacional. El primer fruto de esta meta se consiguió, por fin, con Klaus, gracias a la inestimable ayuda de Atresmedia y al apoyo de Netflix.

Pero mi mayor satisfacción ha sido la de ver que no estamos solos en este afán por hacer de la animación española un referente; al mismo tiempo que SPA luchaba por hacerse un nombre, otras empresas hacían lo propio: Illion Animation, Lighbox Studios, Zinkia y un largo etcétera han contribuido todos a hacer que la animación española tenga más relevancia que nunca. Prueba de ello son los excelentes proyectos nominados al Goya a la Mejor Película animada este año, entre las que nos encontramos.

Klaus es el resultado del trabajo de un enorme grupo de artistas a lo largo de más de nueve años, de toda la experiencia adquirida tras más de treinta años de carrera profesional, y de un enorme rigor en la búsqueda de la excelencia artística y narrativa.

Klaus es también un proyecto innovador, en el que hemos optado por rescatar la animación tradicional hecha a mano, pero esforzándonos por dotarla de un nuevo aspecto gracias al desarrollo y uso de nuevas tecnologías, casando arte y técnica con resultados que han sido admirados por toda la profesión a nivel internacional.

Y por último, esperamos que Klaus sirva como prueba de concepto, dejando claro que es posible crear contenidos originales en España con gran trayectoria internacional, y que anime a otros a intentarlo.

Siempre ha habido grandes talentos en nuestro país, y siempre nos hemos enorgullecido al ver cómo muchos de ellos alcanzan grandes metas en estudios como Disney o Pixar. Creo que es el momento de crear las condiciones en las que esos grandes talentos opten por quedarse en España, sin perder la posibilidad de hacer grandes cosas. Con un poco de suerte, Klaus no será la última producción de SPA Studios, y las otras empresas del sector seguirán impulsando el medio, para que entre todos sigamos construyendo una industria sólida y duradera. Esperamos que nuestra película aporte un pequeño grano de arena.