Cuchillo de palo

Nacionalidad
Española
Dirección
Renate Costa
6 Candidaturas
Cartel de Cuchillo de palo

Creo que mis padres cometieron un error al decirme siendo niña -prohibido entrar en la casa de tu tío-. A partir de ahí todo lo que él hacía estimulaba mi atención. Rodolfo Costa era diferente. Se vestía con ropa llamativa, era el más lindo de mis tíos, escuchaba Elvis y bailaba en todos los cumpleaños. Lo raro es que la silla al lado suyo, siempre quedaba vacía. Voy en búsqueda de su vida, o más bien su sombra. Rodolfo fue el único hermano de mi padre que no quiso ser herrero como mi abuelo. En el Paraguay de los setenta quería ser bailarín. El día da vida a la herrería del barrio, la de mi padre. Me sumerjo en su persona para conocer lo que Rodolfo no quiso ser y acabo constatando que, en lo cotidiano, mi tío y él son muy similares. Reza por las mañanas, va a comer al mercado, saluda a todo el que se le cruza en el barrio y su soledad sigue siendo la misma. Amanece. Es Sábado. Mi padre va a pescar al río. Aprovecho la pasividad del silencio y hablamos sobre mi tío. ¿Cómo es posible que él no recuerde cuándo murió Rodolfo? Los vecinos recibieron la visita de mi tío durante 30 años, pero al igual que yo, ellos nunca entraron en su casa. A excepción de Isabel, quien tenía un taller de costura al lado de su esquina. Ella sentía su soledad y dice que no tenía miedo de visitarlo a pesar de que él aparecía en “la lista de los 108”. Si en Paraguay te dicen “108” te están diciendo “puto, maricón” y es una ofensa grave. La lista se realizó al apresar a 108 hombres para someterlos a investigación. Todos fueron arrestados el mismo día, lo que hace suponer que ya estaban fichados. Durante más de una generación, el tiempo que duró la dictadura de Stroessner, los hombres que despertaban sospecha de ser homosexuales, judíos o comunistas eran el blanco preferido de los “pyraguë” (vecinos colaboradores del régimen). Mi búsqueda que empezó entre los hierros, sigue en la oscuridad de la noche persiguiendo su figura. La tranquilidad de lo íntimo se aleja. El azar lleva las riendas. Perseguimos a los perseguidos. Es ahí donde ahora lo veo: en los rostros de esas pocas personas despiertas antes del alba. Muestro a uno de ellos una foto de mi tío, lo reconoce: Un excelente bailarín. Bailaba mambo en los night clubs para los turistas. Hace años que no lo veo. Por la noche Rodolfo no era el mismo hombre, ni tenía el mismo nombre. Cuando no aparecía de día y dormía, era porque vivía de noche bailando mambo, escapando de los policías y entrando a comisarías. La noche en que fue apresado y torturado se llamaba Héctor Torres. Cuando lo liberaban se ocultaba en su esquina hasta que cicatrizaban sus heridas. Al salir hablaba tanto, que aturdía a las vecinas para que no le preguntasen nada profundo sobre su vida. Y volvía a su encierro, a su molde, al lado de mi familia, que seguía siendo igual a las otras familias. Al pasar los años se fue aislando. Ocasionalmente mi abuela lo visitaba. Pero una vez que ella murió, nadie más lo escuchó. Empezó a volverse invisible para todos y no pudo acercarse a la familia porque para ello, primero, debía cambiar. Una noche lloró… y desapareció.

Título original
Cuchillo de palo
Producción
Estudi Playtime, S.L(Marta Andreu)

6 Candidaturas

  • Mejor película

    Estudi Playtime, S.L(Marta Andreu)
  • Mejor dirección novel

    Renate Costa
  • Mejor dirección de fotografía

    Carlos Vásquez
  • Mejor montaje

    Núria Esquerra
  • Mejor sonido

    Amanda Vilavieja
  • Mejor película documental

    Estudi Playtime, S.L(Marta Andreu)