La mujer del eternauta

La vida de Elsa Sánchez cambiói radicalmente tras la desaparición de su marido,Héctor Oesterheld, creador de El Eternauta, el mayor mito de la historia del cómic argentino, y de sus cuatro hijas. Hasta la llegada de la dictadura, su casa no sólo se había convertido en su refugio familiar, sino también en un centro de reunión artístico por el que pasaban escritores, pintores y creadores de todo tipo. Héctor vivia tiempos de éxito y reconocimiento y nada hacía vaticinar lo que vendría más tarde. Ni en la peor de sus pesadillas, Elsa podría haber imaginado la tragedia que estaba apunto de desencadenarse. El matrimonio vivía feliz, plenamente volcado en la educación de sus hijas, cuando la dictadura militar arrasó para siempre con el futuro de la familia. Con entereza abrumadora, Elsa Sánchez fue asistiendo a la desaparición de cada una de las personas más importantes que la rodeaban, incapaz de comprender las causas por las que estaba ocurriendo aquella injusticia. Elsa siempre había vivido al margen de cualquier actividad política. Su ideología era la vida. Y todo aquello emergía del odio y la intolerancia. Fue entonces cuando Elsa, desprovista de los pilares emocionales que daban sentido a su vida, tuvo que plantar cara a una realidad cruel y dolorosa. A una nueva existencia en soledad, al vacío, al silencio. A las lágrimas y a los recuerdos. También a la desesperación. Durante años tuvo que pelear en mil batallas,la recuperación de sus dos nietos, la memoria de su marido, pero su mayor desafío, la lucha más intensa a la que debía enfrentarse, se libraba en su interior. Estaba viva. Había sobrevivido a la barbarie.La historia que narra La mujer del Eternauta es el relato íntimo y vitalista de una mujer, ya en la recta final de sus días, que todavía sigue buscando respuestas. Consciente de que su marido ha adquirido la categoría de mito político y cultural, sus palabras no rehúyen la crítica hacia el totalitarismo y la intolerancia, pero tampoco la encendida defensa del que es, en su opinión, el verdadero heroísmo: vivir. Elsa Sánchez lo ha puesto en práctica contra viento y marea, y su enérgico testimonio es la poderosa lección, a veces desgarrada y otras luminosa, del superviviente. Un combate cara a cara contra el vacío.