Entender, sentir y transmitir

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA / Natalia de Molina por Techo y comida

©Ana Belen Fernandez

©Ana Belen Fernandez

Fue Goya revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados y ahora tiene el de Mejor Actriz por Techo y comida, con lo que se convierte en la intérprete más joven de la historia de estos galardones en poseer dos estatuillas. Eufórica, Natalia de Molina se agarraba con firmeza al busto del pintor, un trofeo que veía difícil recibir porque este año había “papelazos de mujeres que no están en el cliché, complejas y ricas”, acertó a contar esta intérprete, que prevaleció ante Inma Cuesta, Penélope Cruz y Juliette Binoche, “grandísimas actrices, eso es incuestionable”, con su Rocío, una madre que pelea por no ser desahuciada.

Por Chusa L. Monjas

De Molina se arriesgó cuando el debutante Juan Miguel del Castillo le propuso el que fue su primer papel protagonista. “Me tocó muchísimo, no podía dejar de pensar en la historia, en Rocío, en todo lo que está pasando. Tenía miedo porque era un gran reto y también muchas ganas. Soy de las que pienso mucho las cosas, pero en esta película tenía que dejarme llevar y sentir. Me abrí en canal”, evocó esta jienense criada en Granada y establecida en Madrid.

Muy exigente consigo misma se informó e investigó en comedores sociales y habló con gente del barrio de La Granja. “No quería que fuera algo estudiado, a Rocío tenía que entenderla y sentirla para transmitirla”, explicó la actriz que ha hecho creíble a esta mujer coraje, madre de un chaval de ocho años, por la que cambió su acento granadino por el de Jerez de la Frontera, “una tierra muy castigada. Si hay un terremoto es porque están dando botes de alegría. En esta película hay mucho de Jerez, la sienten de allí. Les hacía falta esta alegría porque es una de las zonas con más paro de España y quería regalarle este momento a ellos”.

Se aferró a su regla –“es bonito que te dé miedo a lo que te enfrentas porque así das más”– y se tiró a la piscina en este drama que vio la luz vía crowdfunding. “Aborda el tema de los desahucios sin sensacionalismos, y llega porque es muy cruda”, opinó la también actriz de Cómo sobrevivir a una despedida, donde coincidió con su hermana Celia, y Solo química.
Dar visibilidad a Techo y comida es el mayor premio para la actriz, que triunfó en el Festival de Málaga y en los Forqué con este título “necesario” que, realizado como “un cine de guerrilla”, afronta un asunto que el cine ha tardado en mirar. “El cine español siempre ha sido un cine muy social. Cuesta mucho hacer películas y la que hemos hecho nosotros, más. La sociedad está anestesiada, y esta historia te hace sentir y pensar”, resaltó.

Lanzó un mensaje –“Techo y comida y dignidad para todos”– y dejó un aviso –“el cine gana mucho cuando damos espacio a las mujeres”– en la que fue su noche. En abril Natalia de Molina estrenará la comedia Kiki, el amor se hace.