”Una película es una invitación al público”

CESC GAY | MEJOR DIRECCIÓN POR TRUMAN

©Enrique Cidoncha

©Enrique Cidoncha

Cesc Gay llegó a la 30 edición de los Premios Goya con una actitud distendida, postura que también mostró en las ceremonias de los Premios Gaudí, de donde Truman salió con seis galardones; del Círculo de Escritores Cinematográficos, donde la película se alzó con cinco Medallas; y de los Forqué, que reconocieron su última producción con dos trofeos, los mismos que consiguió en los Feroz. “He ido a cada gala esperando ver qué pasaba. Es la mejor forma de quitar peso al asunto. Te relajas si piensas así”, confesó el director y guionista catalán minutos después de haber conquistado cinco de los seis goyas a los que aspiraba.

Por Chusa L. Monjas

Poco amigo de hacer quinielas “porque siempre me equivoco”, los que veían Truman como una apuesta segura para recibir estatuillas no fallaron, y el cineasta las recibió “con mucha alegría y orgullo”. “Somos una pequeña familia –plural en el que incluía a la productora Marta Esteban y a todo el equipo–. Nos ha pasado por encima un tsunami”, declaró.

Conocía la condición de nominado por En la ciudad, Una pistola en cada mano y Krámpack, su ópera prima, pero ha sido su séptimo largometraje el que le ha hecho propietario de varios goyas, entre ellos el de Mejor Dirección y Mejor Guión Original –este último compartido con Tomàs Aragay–. Un total de cinco de los seis galardones que podía lograr, y que han dado una segunda vida comercial a Truman al pasar de 24 copias a 156. “El cine tiene que ayudar al espectador a mirar. Una película es una invitación al público. Cuando voy al cine hago un esfuerzo, me gasto el dinero en un ‘canguro’ para mis hijos y pago una entrada, por lo que quiero que me tengan en cuenta. Tus trabajos pueden gustar más o menos, pero lo que más me dolería es que el espectador salga de la sala con la sensación de haber perdido el tiempo. Si el espectador está a gusto, volverá. Es como cuando vas a un restaurante, la comida te puede gustar más o menos, pero tienes que salir satisfecho”, advirtió.

Intuitivo cronista de las clases medias urbanas, Cesc Gay (Barcelona, 1967) se sirvió de la amistad para contar Truman, un filme “con humor, triste también, sorprendente a ratos y emotivo como suelen ser siempre las despedidas. Cuando ensayamos en casa de Javier Cámara lo analizamos todo, y nos hicimos preguntas hasta dar con el tono adecuado. Gracias a Ricardo y a Javier nos dimos cuenta de si nos habíamos pasado de serios o tristes, de si una frase se nos había ido, o si frivolizábamos demasiado… Había que encontrar el equilibrio”, rememoró.

Y esa armonía cree que fue lo que los académicos tuvieron en cuenta para premiar este relato que se relaciona con la enfermedad y la muerte a través del reencuentro de dos camaradas, Julián (Darin) y Tomás (Cámara). “Hace cuatro años que tenía esta historia, que he filmado cuando he sentido que podía hacerla. Hay que tener paciencia, hay que hacer las películas cuando toca porque así salen mejor. A veces en la industria se precipitan proyectos porque hay que rodar”.

Teatro, televisión y ¿ciencia ficción?

Junto a Darin y Cámara, que compartieron la Concha de Plata del Festival de San Sebastián por este trabajo y a los que ya dirigió en Una pistola en cada mano, este experto en radiografiar las relaciones humanas consiguió la complicidad de numerosos intérpretes –Pedro Casablanc, Javier Gutiérrez, José Luis Gómez, Nathalie Poza, Elvira Minguez…– “que hicieron un solo día de trabajo en la película”. A todos ellos les dedicó su Goya a la Mejor Dirección. “Soy mejor director con vosotros”, dijo Gay a Darin y a Cámara, intérpretes por los que descubrió un Madrid “que no conocía. La película podía transcurrir en cualquier ciudad, escribimos el guión sin pensar dónde la íbamos a hacer. Cuando Ricardo me dijo que quería hacerla, no lo vi en Barcelona –escenario de sus anteriores obras– y tampoco a Javier. Los dos tienen casa en Madrid y, además, me apetecía rodar en otras calles. Me gustó la ciudad. No sé si repetiré porque pienso que son las películas las que te llevan a los lugares”.

Y en Madrid está a punto de estrenar el que ha sido su debut en las tablas, la obra Los vecinos de arriba. “He decidido que solo hago comedias en el teatro”, declaró Gay, que también se estrenará en la televisión con una serie para Movistar+ “a la que estamos empezando a dar forma”.

Presencia en los escenarios, en la pequeña pantalla y en el cine. “Igual es el momento de hacer una película de ciencia ­ficción, un género que me fascina porque es silencioso y creo que las pausas y los silencios de mi cine los saco de la ciencia ficción”, comentó Gay, que también ha visto La novia y Nadie quiere la noche. “Son estupendas las dos. Paula Ortiz tiene mucho talento e Isabel Coixet es vecina, nos encontramos en el supermercado”.

No se encontró el cineasta con los políticos que acudieron a la ceremonia de entrega de los Goya. “No he visto a nadie, no me los han presentado, pero no me habría importando ir a tomar algo con ellos. No sé de qué hablaríamos, pero les hubiera dicho que esperaba que se pusieran de acuerdo”, concluyó.