El destino natural
Entrevistas a Salvador Calvo, Marc Crehuet, Nely Reguera y Raúl Arévalo, nominados al Goya a Mejor Dirección Novel
De la televisión, del teatro, de la interpretación. Todos los caminos parecen llevar al largometraje. Eso sí, tras un largo recorrido. Salvador Calvo, Marc Crehuet, Nely Reguera y Raúl Arévalo acaban la ruta hasta su debut cinematográfico, que les ha llevado por manifestaciones reprimidas con violencia, casas de familia gallegas o iglesias atrincheradas en Filipinas. Ahora les toca fijar nueva meta. Por Enrique F. Aparicio.
Salvador Calvo | El debutante veterano
Una veintena de series, miniseries y tv movies llevaba Salvador Calvo a sus espaldas al dar la primera claqueta de 1898. Los últimos de Filipinas, que parte con nueve nominaciones en la próxima gala de los Goya. “Cine y televisión están más cerca que nunca”, explica Calvo, “la televisión está viviendo una época dorada. Se trabaja para grandes minorías, minorías para todo el mundo, y por eso no necesitan tener un mensaje que sea para todos los públicos”.
A pesar de todo, el primer largometraje se le resistía. Calvo “llevaba mucho tiempo intentándolo. No es tan fácil hacer una película hoy día, y cuando se me dio la oportunidad me he entregado en cuerpo y alma. Esa ha sido la recompensa, poder hacerla, el resto son premios que te da la vida”.
El año pasado, Enrique Cerezo les ofreció el proyecto a Alejandro Hernández, su guionista de confianza, y a él. “Nos contó que llevaba mucho tiempo deseando hacer una película sobre los hechos históricos de 1898, y concretamente sobre el episodio de los últimos de Filipinas. Tenía varios guiones, había pasado por varias manos, pero ninguno había fructificado”. Para afrontar la recreación del episodio, a Calvo le parecía “importante que una película histórica tuviera un valor para la actualidad. Creo que es una cinta que se posiciona en contra de las guerras, que no entra en política sino que habla de algo universal: que la violencia no trae nada bueno”.
El proyecto se hizo grande, con un reparto plagado de nombres de prestigio. “Cuando comenzamos la película teníamos a Luis Tosar y Álvaro Cervantes claros, y partir de ahí hemos formado un reparto muy potente, tanto en veteranos como en jóvenes actores”, comenta Calvo, “son profesionales consagrados y jóvenes promesas que ya no son tan promesas, sino que ya están triunfando”.
El madrileño no se siente “menos autor” por ser el único nominado a dirección novel que no firma además el guión de su película: “trabajo habitualmente con Alejandro Hernández y él escribe, pero yo participo en el proceso. Por eso el resultado no me es para nada ajeno, no es un material que me llegue de nuevas sino que ya tiene parte de mí”. Se reconoce admirador de “directores como David Fincher o Peter Weir, que no escriben sus guiones. Sus películas tienen un sello de autor evidente”.
Salvador Calvo, que si se lleva el Goya lo pondrá “en un lugar donde se vea bien”, está en contra de la “etiqueta de ‘yo no veo cine español’. Hay que entender que hay muchas voces, muchos tipos de películas. Lo interesante es que haya opciones donde elegir, ahí está la riqueza de la cinematografía. No solo en mi categoría, en los Goya caben monstruos, thriller, Almodóvar, cine político… Eso es síntoma de buena salud”.
Marc Crehuet | El director se impone
Productor. Guionista. Autor de la obra de teatro en la que se basa. Y director “con conflictos con mi yo productor… pero siempre ganaba el director”. La firma de Marc Crehuet se multiplica en los créditos de El rey tuerto, cinta que con esta única nominación se juega el todo o nada en los próximos Goya. “Todos los miembros del equipo la han vivido como un reconocimiento colectivo, y para mí lo es. Y puede ser una grandísima ayuda para que la película siga teniendo recorrido”, afirma Crehuet.
“En el cine independiente, que carece de medios para grandes campañas de publicidad y la distribución es mucho más modesta, una nominación puede tener más repercusión”, señala el catalán, que considera que “hay muchísimo talento en este país. Es muy bueno que se le dé visibilidad. Muchos de estos ‘nuevos’ creadores llevan años haciendo cosas interesantísimas desde el underground. Hay que estar atento, no hay que acomodarse”.
Tras su primera experiencia en el largometraje –“estoy muy satisfecho con el resultado a nivel artístico, pero hemos pasado muchos nervios a nivel financiero”–, Crehuet se encuentra ahora “en modo guionista (junto a director y productor, la tercera personalidad de este juego esquizofrénico) e intento concentrarme únicamente en tener una buena historia. Y el director de dentro está de un impaciente que no veas”.
Se confiesa con “muchas ganas” de embarcarse de nuevo en un proyecto cinematográfico, tras narrar el encuentro entre un policía antidisturbios y el manifestante al que reventó un ojo con una pelota de goma. “Cuantos más puntos de vista tengamos sobre estos tiempos complejos, más opciones tendremos de entender la realidad”.
Para su autor, El rey tuerto “habla de la necesidad de dialogar, de hacerse preguntas. De intentar salir de nuestra burbuja particular, nuestras jaulas ideológicas, y entender al otro. En la película se lanzan preguntas al espectador que me hago yo mismo escribiendo. Hay un punto de duda, de si el entendimiento es posible, partiendo de que el ser humano tiene sus límites y entender el punto de vista ajeno es más difícil de lo que pensamos. Sobre todo si va en contra de lo que tú crees que son tus intereses”.
Si el 4 de febrero se oye su nombre en el escenario del Madrid Marriott Auditorium Hotel, la estatuilla tendrá como destino “algún lugar de Moiré Films, que está repleto de recuerdos de rodajes y atrezzo variado. O quizá Alejandra Guimerà (productora ejecutiva de la cinta y mi mujer) lo quiera en casa. Veremos, veremos”.
Nely Reguera | Trazando la desubicación
Nely Reguera es la única mujer nominada en las categorías de dirección de los próximos Goya. En guión solo se le une Isabel Peña, coguionista de Que Dios nos perdone. “Hay muchas mujeres que se dedican al cine en España y hacen cosas muy interesantes. Eso sí se ha reflejado, por ejemplo, en las directoras de producción que han sido nominadas, de las que no se habla tanto, y también son mujeres que están ahí. Pero me gustaría que hubiera más en dirección y guión”, reconoce Reguera.
“Siempre hay menos películas dirigidas por mujeres, eso es una realidad”, prosigue, “y por tanto de entrada nunca tenemos las mismas posibilidades. Ese es el problema. No se trata de que haya mujeres por principio, sino de tener las mismas opciones de llegar a dirigir”. Ella se considera “afortunada porque la productora, también mujer, confió en el proyecto y no he sentido en mi caso concreto una dificultad mayor. Si la ha habido, yo no he sido consciente. Creo que las dificultades han sido más bien por ser novel”.
La historia que la ha valido la nominación es María (y los demás), un retrato de otra mujer creativa, interpretada por Bárbara Lennie. Para su creadora, “María es un personaje que se siente más cómodo y seguro cuidando al otro que cuidándose a sí misma. Eso creo que no es un reflejo de las mujeres de mi generación. Sí creo que ese personaje recoge un sentimiento que puede ser puntual, el de desubicación. La sensación de que hay otra gente avanzando a un ritmo que tú no alcanzas, de sentir que deberías haber obtenido ciertas cosas que no tienes, una mezcla de frustración y deseo”.
Reguera considera que el cine español está en un momento de “diversidad de miradas, aunque creo que la gente no acaba de ser consciente de la riqueza de nuestro cine. Faltan plataformas y altavoces que amplifiquen su difusión”. Cree que las nominaciones pueden ayudar a la vida comercial de una cinta, pero “cuando tienes dos opciones, si sales en el artículo siempre es al final y es más difícil que eso repercuta”.
En cuanto a sus opciones, la realizadora insiste en que en los premios “también hay algo de suerte. Más allá de la nominación, con la que estoy encantada, la mayoría de las críticas a María (y los demás) han sido buenas, y la acogida en festivales y en muestras con público son el mayor reconocimiento”. Pasada la prueba de la ópera prima, Reguera cree que “si estás contento y satisfecho con el resultado de tu primera película, eso te da una seguridad para encarar la segunda. También estoy segura de que surgirán nuevos retos y miedos”.
Raúl Arévalo | De delantero a míster
Raúl Arévalo saldrá casi desde pole position el 4 de febrero. Su Tarde para la ira –once nominaciones– mirará cara a cara a los gigantes Un monstruo viene a verme (doce) y El hombre de las mil caras (once). “Los premios”, recalca Arévalo, “hay que relativizarlos, darles la importancia que tienen. Pero son muchos años de trabajo, y también tienes un punto que dice: nos lo hemos currado”. Ocho años ha tardado en ver su nombre en los títulos de crédito bajo el epígrafe de dirección.
“Mi trabajo previo como actor me ha ayudado en las labores de director”, reconoce, “de una manera orgánica. Mi amigo David Pulido y yo empezamos a escribir el guión casi como un hobby, sin tener claro que el proyecto se iba a materializar. Durante los años en los que hemos estado escribiendo nos hemos hecho mayores”.
El madrileño espera que las nominaciones reactiven la vida de la película. “Esperamos que salgan algunas copias más en determinadas salas, y que la gente que no la ha visto pueda verla. Y a quienes a lo mejor la película ni les había llegado o no le había llamado la atención, esta parte mediática les atraiga. Aunque sea con la cosa típica de poner el número de nominaciones en el cartel”.
Reconoce que “la competición me parece una estupidez: al que le toque le ha tocado y olé sus huevos quien lo gane. Pero es muy subjetivo: habrá a quien le emocione Un monstruo viene a verme y a quien le emocione La reconquista, de Jonás Trueba, que no ha salido nominada”. En ese sentido, cree que “los académicos deberíamos estar atentos a todos los cines que se hacen y saber valorar lo mejor de este año. Cuando me dicen que he tenido muchas nominaciones como actor, respondo que es porque he hecho películas con José Luis Cuerda, Gracia Querejeta, Daniel Sánchez Arévalo… son historias que se ven de por sí. A lo mejor hay personajes mejor trabajados que el mío y no salen porque nadie los ve y nadie los nomina”.
Ahora mismo, Arévalo está “escribiendo, o más bien pensando en escribir, lo que sería mi segunda película. Intentaré que no me afecte la presión de querer gustar a todos aquellos a los que les gustó Tarde para la ira. La hemos hecho con absoluta libertad y, ojalá, podamos hacer así la siguiente”. Antes, su primogénita puede darle muchas alegrías. La nominación a Mejor Dirección Novel “me hace especial ilusión porque Tarde para la ira es mi proyecto, son muchos años luchando por conseguirlo y hay mucha gente involucrada. Es personal, y estas 11 nominaciones ya me parecen un reconocimiento”. Si cae el Goya, acompañará al que tiene como Mejor Actor de Reparto, en casa de su madre.