Responsabilidad y confianza
Tarde para la ira fue mi segunda película como técnico de sonido, y aunque he trabajado en muchas películas como ayudante, todavía es un puesto que me sigue imponiendo mucho, y espero que sea así por muchos años | Tamara Arévalo
El rodaje fue duro porque teníamos muy poco tiempo y se sumaba la dificultad de rodar en 16mm, con lo cual había muchos nervios. Pero Raúl supo llevarlo muy bien, iba a decir que me sorprendió verle desenvolverse con esa naturalidad, pero en verdad no es así, sabía que lo iba a hacer bien, lleva deseándolo toda la vida. El trato hacia el sonido fue tal y como él quería, siempre lo ha tenido muy claro, quería un sonido muy crudo y realista. Siempre trató al equipo de sonido con mucho respeto y sé que lo hará así con cualquier técnico siempre y cuando le respeten, porque conoce muy bien toda la parte técnica de los rodajes, y eso es muy importante y valioso para dirigir.
Pero además del reto profesional, fue una experiencia personal preciosa compartir el sueño con él.
Tengo una estrecha relación con mi hermano, y mucha confianza en él. Conozco el proyecto desde antes de los inicios, he leído un millón de veces el guión, me he imaginado muchas veces cada secuencia y he discutido muchas veces sobre el trato del sonido en la película.
Por un lado, el hecho de que el director fuera mi hermano inevitablemente me daba cierto trato de favor. Pero todo tiene su lado bueno y su lado malo, también conmigo tiene más confianza cuando se cabrea o está nervioso. Y yo sentía una enorme responsabilidad para que el trabajo estuviera bien, porque uno nunca quiere fallar al director y al proyecto, pero si es tu hermano mayor, menos todavía. Yo quería que todo estuviera bien para que él estuviera tranquilo y dedicado al máximo en dirigir a los actores.