Alfombras con mucho significado
Moda y cine son inseparables, pero este dúo bien avenido este año se ha convertido en trío con la incorporación de un tercer elemento: el de la reivindicación. Si hasta ahora la alfombra roja en París, Los Ángeles o Madrid era una pasarela global, el escaparate perfecto para cualquier marca de lujo que quisiera conseguir el respaldo de las mujeres más bellas y elegantes del planeta, en 2017 y, más todavía 2018, se ha dado un paso más allá. La moda y las actrices han decidido utilizar todo su poder de prescripción para cuestionar el papel de las mujeres en la industria del entretenimiento y la sociedad.
Por Ana García-Siñeriz, periodista y directora de Condé Nast College Spain
Al movimiento #TimesUp, que ha revolucionado los medios y las alfombras rojas de medio mundo, se han sumado muchas protagonistas de las series y películas de éxito, haciendo del vestido negro –ojo, no por ser negros los trajes eran menos glamourosos– la bandera con la que proclamar su oposición a una industria que hace del poder moneda de cambio para justificar abusos, y que no da el sitio que le corresponde a la mitad de la población mundial.
En nuestro país se han sumado no pocas cineastas a esta reivindicación: la de que haya más presencia de mujeres en el cine, incluidos los premios y los puestos tradicionalmente menos femeninos. Pero si el negro ha sido el color elegido por las actrices de otros países para protestar contra los abusos en el show business, aquí nos hemos decantado por el rojo; y por el abanico, un complemento muy nuestro que, además de refrescar, también ha servido para señalar que las mujeres son algo más que perchas la publicidad.
Reivindicaciones aparte, la moda sigue y seguirá siendo moda, y como tal la entendemos. La elección de un traje u otro, siempre va cargada de múltipes significados más allá del estético. Que Penélope Cruz fuera vestido con un blanco Versace, además de ser una excelente elección, es todo un desmentido, vía red carpet, de los que especulaban con hipotéticos desencuentros con una de las marcas que en las alfombras rojas nos ha dado algunos de los mejores momentos de Penélope Cruz. Sobre la serie de televisión acerca del asesinato de su diseñador, solo se puede añadir que Cruz se mete magistralmente en la piel de su hermana Donatella.
Y más significados: que Hiba Abouk, eligiera un maravilloso Alaïa es toda una declaración de amor, respeto y admiración al recientemente fallecido respeto y admiración al recientemente fallecido gran maestro de la costura –de las pasarelas, no de la televisión–. Que Belén Rueda acudiera con un hollywoodiense Carolina Herrera es toda una declaración de fidelidad a la más neoyorquina de las diseñadora venezolanas que acaba de dar un paso al lado en su firma a los ochenta años. Una de las grandes, sin ninguna duda.
Y si ponemos el foco en la moda española señalemos que algunos de los mejores looks los debemos a la creaciones de los talentos patrios. Bibiana Fernández no da jamás un trapié en la alfombra roja roja y deslumbró con un precioso vestido negro de Yolancris. La aparición de Sandra Escacena, de Dolores Promesas, fue perfecta. Igual que la de Irene Escolar, de fucsia y Santos Costura. O la de Marisa Paredes, fiel a Sybilla , magnífica. O una siempre bellísima Juana Acosta vestida de Pedro del Hierro, gracias a Nacho Aguayo, su diseñador. Teresa Helbig fue la encargada fue la encargada de vestir (muy bien) a buena parte de las actrices más guapas y populares: Úrsula Corberó, Marta Nieto y Marcarena Gómez. Para todas ellas, combativas y elegantes, nuestro respeto y admiración.