"En los límites
me encuentro muy a gusto"

Eneko Sagardoy en los Goya

Foto: ©Enrique Cidoncha

Eneko Sagardoy se alzó con la estatuilla al Mejor Actor Revelación por Handia

El día después de los Goya a Eneko Sagardoy (Durango, 1994) le paraba por la calle una de cada tres personas en Bilbao para darle la enhorabuena. Aún sorprendido por la exposición que le supuso el premio, el intérprete reconoce que le encanta transformarse. “La actuación me da la posibilidad de descubrir en mí nuevas pieles y romper límites. Es conocimiento de uno mismo y del otro”, asegura. El crecimiento doble de esta ‘fiera’ –“Siempre me he sentido bastante no convencional y animal. Nací el día de San Antón”– de sus inicios de adolescente en el teatro a ser el protagonista de la película en euskera más vista de la historia, y del joven delgado de 1,84 metros al enorme gigante de Altzo le han convertido en el Mejor Actor Revelación. La estatuilla, nómada estos días por exigencia de las entrevistas –“la llevo en la mochila”–, ya tiene lugar en la estantería de su casa: “Entre libros, vigilando el salón, pero mirando a la televisión para ver películas”.

Por María Gil

 

Sagardoy no puede explicar este Goya sin su primer maestro de teatro, José Martín Urrutia, ‘Txotxe’, que falleció un día después de la gran fiesta del cine español. “Te hacía descubrir muchas cosas sin imponerte nada. Me enseñó a jugar con libertad, humildad y trabajo y a valorar todos los oficios que rodean al actor”, recordó el intérprete, cuya dedicatoria al recoger el premio tomó un significado especial. “Fue como cuando muere alguien de tu familia y otro nace. Él no era de premios ni alfombras rojas, no entiende así el oficio. Pero sabía que para él mi nominación era una gran satisfacción y creo que de alguna manera lo ha recibido”, reflexionó.

Las identidades incomprendidas y los cuerpos raros cerraron sus agradecimientos en la gala. Y es que el actor aseguró que “me atrae mucho la rareza, tanto psicológica como corporal. Yo me he sentido así y llevé mucho de eso al personaje. Miguel Joaquín Eleizegi ejerce de altavoz de personas que se sienten atrapadas. Puede ser en un cuerpo, una habitación, una relación, por la identidad de género, el sexo, la raza, por impedimentos físicos… ¿Qué pasaría si el gigante fuera alguna de estas identidades? Cambiaría el texto, pero la narrativa seguiría teniendo sentido”.

Considera que aún es pronto para saber si Handia será un punto de inflexión en su carrera, pero cree que, si lo es, se deberá al trabajo con los directores, Aitor Arregi y Jon Garaño, con los que está deseando repetir. “Me han dado libertad y me han escuchado un montón. Siento que ahora tengo herramientas para contar historias, delante de la cámara, pero detrás también, que he aprendido con ellos”, manifestó.

Consciente de lo que pesa un sí o un no a un proyecto en esta profesión y la diferencia entre lo que se ve en el papel y lo que aparece en la pantalla, Sagardoy tiene su fórmula para afrontar el futuro. “Hay una cosa que a mí no me ha fallado. Cuando leo un guión pienso ‘si viera esto en el cine y no lo hiciera yo, ¿me daría una envidia tremenda?’ Con Handia me pasó eso. Luego nunca sabes lo que va a suceder, pero mejor que lo que venga lo tomes con la sensación de haber sido fiel a ti mismo”, defendió. Y con esta filosofía abordará los dos proyectos que tiene a la vista en mayo, pero antes le veremos de nuevo en la gran pantalla en Cuando dejes de quererme, de Igor Legarreta y Errementari, de Paul Urkijo.

Sin referentes en su familia del mundo de la actuación, a Sagardoy, que llegó a este oficio “de una forma natural. Hacía muchas chorradas para mis compañeros de clase y, de repente, es mi trabajo”, solo le faltó una cosa por decir a los más de tres millones de espectadores de los Goya: “Sigamos haciendo cine en euskera, gallego y catalán porque los idiomas pequeños nos hacen gigantes”. Así le ha sucedido al Mejor Actor Revelación, que tiene claro cuál es el cine que le mueve: “Me gusta el drama, los personajes callados y las interpretaciones extremas, en lo introvertido y en lo extrovertido. En los límites me encuentro muy a gusto”.