Espíritu universal, humanista y emocional

Foto: ©Alberto Ortega

Pascal Gaigne se alzó con el Goya a Mejor Música Original por Handia en la 32 edición de los Premios Goya

Por Miguel Ángel Ordóñez y David Rodríguez Cerdán

Pascal Gaigne ha sido un corredor de fondo en los Goya y finalmente ha conseguido llegar a la meta. Tras obtener en 2012 una nominación por el tema ‘Nach de Verbo’ y dos nominaciones en la categoría de Mejor Música Original por Loreak en 2015 y por El olivo en 2017, el pasado 3 de febrero lograba el triunfo con su partitura para Handia.  Pese a su conocida introversión, el compositor francés no puede esconder su satisfacción ante el éxito. “Es un reconocimiento profesional que da mucha visibilidad y para mí tiene un valor añadido porque conozco a Moriarti desde sus comienzos. Por no mencionar que fue en el País Vasco donde desarrollé mis primeros trabajos –entre otros, Zergatik Panpox y Ander eta Yul–. La ceremonia es siempre un momento donde te mueves entre la excitación, los nervios; son muchas horas de espera y mucha gente, pero en este caso me sentí muy cómodo y me sorprendí de lo sereno que estuve en el escenario”. Gracias a esta larga compenetración con los creadores de Handia, Gaigne pudo conectar rápidamente con el imaginario del premiado largometraje de Jon Garaño y Aitor Arregi. “Hubo claramente dos fases, una primera versión de la música más épica, aventurera, que preparé para el estreno en el Festival de Cannes. Después tuve más tiempo y decidimos orientar la música a algo más intimista, enfocado a la relación emocional  de los hermanos y no tanto a la narrativa. Casi reescribí el 70% de la obra. El tiempo es fundamental para profundizar, probar, hacer y rehacer…”.

Gaigne, con casi un centenar de bandas sonoras en su haber –entre otras El sol del membrillo, Flores de otro mundo, Silencio roto, Azuloscurocasinegro o Lasa y Zabala– es conocido por su refinada sensibilidad y Handia no ha sido ninguna excepción. “De entrada descartamos el aspecto étnico, no quisimos enfocar la música hacia unas connotaciones locales ni tener referencias a la época como tal. Queríamos preservar un espíritu universal, humanista, emocional, aunque inscrito en una progresión, una evolución des los personajes y situaciones…”

A propósito de su estilo, caracterizado por la ausencia de revestimientos superfluos y siempre a la busca de la comunicación directa, Gaigne señala que “siempre intento buscar lo esencial, hacer que la música aporte realmente algo que vaya más allá del  subrayado. Esto corresponde a mi manera de ver y entender  las cosas. Pero es siempre una aventura nueva y desconocida. La música tiene un secreto que espero no encontrar nunca, esa es mi actitud delante de cada nuevo proyecto.” Una fórmula que a buen seguro trasladará con su conocida eficacia a sus próximos proyectos, las series Traición y Presunto culpable y el largo Errementari, de Paul Urquijo.