Partitura de silencios | Sobre el Goya a Mejor Sonido

Foto: ©Enrique Cidoncha

El artista de Foley de La trinchera infinita Álex F. Capilla analiza el proyecto sonoro de esta cinta, que se alzó con el Goya a Mejor Sonido en la 34 edición de los premios


| Por Álex F. Capilla

Susurrar para no ser escuchado; la incertidumbre de oír pero no ver; escuchar en silencio atento para prever una salida a tiempo.

El proyecto sonoro de La trinchera infinita nace desde el planteamiento vital de su personaje principal, Higinio, que siente el resto del mundo a través de su escucha diaria y que interacciona y evoluciona existencialmente mucho más por lo que oye que por lo que ve.

Gracias al cariño y la dedicación de los directores Jose Mari Goenaga, Jon Garaño y Aitor Arregui para con el qué, el cuándo y el cómo debe sonar cada elemento, la ilusión e implicación con nuestro trabajo ha sido máxima y eso ha quedado patente en la película.

Alazne Ameztoy e Iñaki Díez han creado el eje principal del trabajo de la cinta, captando con las mejores cualidades técnicas los diálogos en el rodaje. Controlaron al máximo la limpieza de cada texto, conscientes de la especial importancia de ello para la posproducción. En el proceso de captación microfónica, la mayor dificultad la encontraron en los innumerables momentos susurrados que tiene la película, solventándolos a la perfección.

A cargo de la dirección sonora, Xanti Salvador ha desarrollado una coordinación perfecta unificando el planteamiento de los directores con el trabajo de todos los equipos. Con su dedicación y pasión, ha compuesto una magnífica partitura, analizando y reclamando las necesidades acústicas de cada momento. El control de la coherencia del acento andaluz de los personajes, la grabación de ambientes que fueran creíbles, el uso del silencio, el diseño y el ritmo global del universo sonoro son solo algunos de los muchos ejemplos de las complejidades que atañen a esta gran película.

Yo he tenido el honor de encargarme del foley y crear esos sonidos esenciales para dar credibilidad a las acciones que ocurren dentro y, sobre todo, fuera del campo visual de Higinio. La planificación fue perfecta: Xanti y los directores dibujaron un mapa sonoro con las ideas de lo que ocurría alrededor del personaje; después, Sergio Testón, técnico y creativo de grabación, y yo, lo convertimos en esos sonidos necesarios para que el espectador pueda sentir, sin ver, que todo es real y verosímil.

En las mezclas ha entrado en juego Nacho Royo-Villanova que, con su experiencia, ha hecho de la película un acto de credibilidad total. Ha conjugado todos los elementos sonoros planteados por Xanti junto a la música de Pascal Gaigne, aportando naturalidad, definición y coherencia espacial. Las mezclas se han planteado en tres fases: la primera, Nacho mezclando en La Bocina; la segunda, en Irusoin, con Nacho, Xanti y los directores afinando la mezcla; y la última, en Best Digital, donde Sergio Testón, Xanti y los directores dieron un repaso espacial en Dolby Atmos para poder experimentar la película en su totalidad sonora.

Hablar del sonido de La trinchera infinita es referirse a un auténtico regalo sonoro profesional, un verdadero reto y un logro creativo, no solo del equipo de sonido, sino también de dirección y producción, unificando su valor y apostando por el uso narrativo del sonido como elemento emocional para persuadir y atrapar al espectador. Ojalá levantemos juntos muchas más trincheras como esta.