Pedro Almodóvar: “Siempre me he visto fabulando”

Le paran en los aeropuertos, en la calle, a las puertas de los hoteles. No puede escaparse de ser el foco de atención. Pedro Almodóvar atiende a la gente que se le cruza y le pregunta por Dolor y gloria, uno de los grandes éxitos de su carrera. En esto, el director y guionista de Calzada de Calatrava coincide con la crítica porque, acostumbrado a dividir a la gente con sus películas, siente la aprobación con la que es su historia más personal. Sin quejas, a sus 70 años, disfruta de su larga relación con el cine –“cuando hice Pepi, Luci Bom y otras chicas del montón pensaba que no iba a hacer más”– y de seguir contando historias, como hacía de pequeño con sus hermanas mayores. El cineasta tiene mucho que decir, incluso para la televisión, para la que hará un filme cuando piense que es el medio ideal para verlo.

| Por Chusa L. Monjas

 

Las 16 nominaciones de Dolor y gloria le ha supuesto…
Una gran alegría. Me parece justo cuando son tantas y caen en todos los equipos, porque mis películas son el resultado de la colaboración de numerosos profesionales, y que estén todos reconocidos es muy grato porque hay muchas veces que se les ningunea.

Cuando se hicieron públicas las nominaciones, ¿para quién fue su primer pensamiento?
Para Julieta Serrano, porque es una actriz que hace tiempo que no aparece en el palmarés y se lo merece. Estaba pendiente de Julieta y también de Teresa Font, por haber adquirido la responsabilidad de sustituir a Pepe Salcedo, el montador de todas mis películas y de quien también me acordé.

Usted y Amenábar, que son dos de los creadores más internacionales y reconocidos del cine español, acaparan las nominaciones a los Goya 2020.
No es un duelo entre Alejandro y yo, ni entre Mientras dure la guerra y Dolor y gloria. Que hayamos aglutinado tantas nominaciones entre tres películas [La trinchera infinita tiene 15] no es un buen síntoma, o bien significa que no se han visto todas las películas o que no ha habido tanto buen cine español esta temporada.

¿Lo ha habido?
No quiero que nadie se moleste, pero no es uno de los grandes años.

Todo apunta a que es el año de su historia número 21. Desde el Festival de Cannes todo han sido cumplidos, la revista ‘Time’ la ha elegido la película de 2019, ha funcionado en taquilla, las críticas han coincidido, está nominada a dos Globos de Oro y ha sido preseleccionada a los Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional y Mejor Banda Sonora.
Estoy muy satisfecho de la trayectoria que he tenido hasta ahora. El clamor que está causando Dolor y gloria solo lo recuerdo con Todo sobre mi madre. Pensaba que iba a ser una película muy minoritaria por hablar de algo tan íntimo, y creo que la gente ha agradecido descubrir esta especie de desnudez que hay sobre mi persona, lo que para mí ha sido una sorpresa, porque pensaba que el efecto iba a ser el contrario.

Muchos han apreciado que no se ha acomodado.
Nunca lo he hecho. La próxima película no va a tener tanto seguimiento como esta, porque cuando tengo un gran éxito, y Dolor y gloria lo es en todo el mundo, el espectador espera que la siguiente sea una especie de continuación. Forma parte de mi carrera hacer siempre algo totalmente distinto.

Ha dicho que después de Dolor y gloria, la gente le quiere más.
Lo digo con pudor, pero gente por la calle y personas que me conocen piensan que estoy peor de lo que estoy. No se me había ocurrido que esta historia provocara, no preocupación, sino una expresión de ternura y cariño hacia mí.

Debe ser por el tema de la película. Nunca había hablado de estos temas y abrirme de ese modo ha gustado. No quería que el protagonista se quejara de nada, sí que resolviera como pudiera sus problemas.

¿Cómo se gestionan las emociones en una película en la que se ha desnudado?
Cuando empiezo a escribir me inspiro siempre en la realidad. En este caso la realidad era la mía, pero no deja de ser la realidad. Cuando me di cuenta que yo continuaba siendo la referencia para el personaje principal, hubo un momento de vértigo que no duró mucho. Me pregunté: ¿estoy dispuesto a seguir? Y me respondí que sí. La escritura crea siempre una distancia, no importa que estés hablando de ti o de otra persona, entre el material que ha dado origen a la escritura y la escritura en sí misma.

Una película es una película, el trabajo que tienes que hacer es muy concreto y no ha sido distinto, aunque yo me sintiera tan reflejado en las secuencias que estaba rodando. Cuando rodaba no tenía la impresión de que Antonio Banderas estaba haciéndo de mí. Y como la casa es una réplica de la mía, el equipo me preguntaba cómo me sentía cuando me iba del estudio y me encontraba en el mismo sitio. No lo sentía raro, separaba muy bien la representación y la realidad original.

‘Una trayectoria que me pertenece”

¿Cómo se lleva pasar de la crítica a la adulación?
Mis películas siempre han sido polémicas, incluso cuando fuera de España había una crítica y una reacción unánime, como pasó con Hable con ella, que aquí no recibió ningún premio. Es una situación con la que estoy familiarizado, desde pequeño había gente que me miraba con mucha simpatía y otros de un modo muy crítico y con hostilidad.

A mí no me gusta, pero parece que España está condenada a ver las cosas entre bandos, entre unos que apoyan y otros que están en contra. No me quejo, he tenido una carrera mejor de lo que pensaba, una trayectoria que además –muy pocos directores pueden decirlo– me pertenece. No he necesitado dirigir películas de encargo, todas las películas que he hecho son mías, con lo bueno y lo malo. Y he tenido mucha suerte, porque he trabajado con los mejores actores y actrices españoles.

«No he pensado nunca en la posteridad, pero la mortalidad la tengo muy presente”

Ya que los ha mencionado, ¿qué es lo más extraño que le ha pedido a un intérprete?
En los 80, a Carmen Maura y a Antonio Banderas les pedía unas cosas muy extravagantes y decían que sí a todo.

Lo suyo con Europa es un flechazo, ¿qué le debe al Viejo Continente?
Europa ha equilibrado mucho las hostilidades que he tenido en la primera parte de mi carrera en España. Me he sentido más respetado en Europa que en España, pero como español siento que forma parte de nuestro ADN el modo en el que el artista y la cultura se vive aquí. No tenemos los apoyos ni las simpatías que, por ejemplo, tienen los artistas en Francia. Por una vez, vendría bien ser chauvinista.

Aunque es imposible separar su nombre del cine, también ha tocado el palo de la fotografía y ahora ha pintado con el artista Jorge Galindo. ¿Es su plan B?
No. Ha sido espontáneo porque Jorge, con el que comparto los cuadros, se empeñó. En principio la idea era ampliar a tamaños muy grandes mis fotografías de bodegones y flores y pintar encima. Pero me dijo que pintáramos los dos. Ha sido apasionante y muy estimulante debutar en algo totalmente nuevo. Mientras estaba pintando, me he perdido.

Bastante normal

Lleva años siendo un personaje público, romper la idea que la gente se hace de usted debe ser complejo.
Cuando no te conocen personalmente es muy difícil romper el estereotipo que tienen de uno. Rara vez se acierta, y no porque la gente se equivoque, sino porque inevitablemente lo que se lee de cualquiera de nosotros son los momentos culminantes, las frases más llamativas, alguna extravagancia, y eso casi nunca representa a la persona, que es eso más las 23 horas que tiene el día, y aquí todos somos seres humanos con problemas propios.

Como siempre he sido el enfant terrible y me ha acompañado el escándalo, aunque en los últimos diez años afortunadamente ya ha pasado eso, pues no es que decepcionara, pero cuando me conocían se daban cuenta de que era un chico bastante normal.

El Pedro Almodóvar doméstico gusta más.
Sí, por la cercanía.

Con una carrera larga como la suya, ¿qué es lo que se va a plantear a continuación que no se haya planteado ya?
Mis dos últimos largometrajes son especialmente sobrios y austeros, y voy a seguir por ahí, pero con temas distintos. Tengo dos guiones, uno es adaptación de una escritora extranjera en dos idiomas, español e inglés, porque gran parte de la trama ocurre en la frontera de México y Estados Unidos. El otro es un guión original en el que vuelvo a la maternidad desde un enfoque muy diferente a como lo he hecho.

Regresa al universo femenino.
Las dos son películas de mujeres. Es más complicado el de la adaptación de los relatos, porque exige desplazamientos. Llevo todo el año viajando, y la idea de volver a hacer la maleta no me apetece mucho.

¿Cómo le gustaría que le recordaran?
No he pensado nunca en la posteridad, en cómo se verán mis películas, qué idea tendrá la gente en el futuro de la persona que fui… Y eso que la mortalidad, desde hace mucho tiempo, la tengo muy presente. Al ser ateo te sientes con menos apoyos para una realidad que sabes que está ahí.

Si el cine no se hubiese cruzado en su camino, ¿qué hubiera hecho?

Lo descubrí de pequeño y fue tan determinante que no concibo mi vida sin el cine. Me hubiera dedicado a escribir, pero a través de la experiencia veo que no tengo tanto talento como escritor como haciendo películas; hubiese sido un escritor mediano. Siempre me he visto fabulando, hubiera sido un fabulador en otro medio.

¿Qué le falta al cine español?
Productores con ideas y con capacidad de riesgo. Se está reduciendo a chicos y chicas que debutan haciendo una película casi sin presupuesto, o a películas con presupuestos muy holgados producidas por la televisión, pensando exclusivamente en el gran público.

Faltan productores que no piensen en el gran público y que se arriesguen con películas minoritarias y que faciliten el debut de un montón de personas que tienen muchas historias nuevas que contarnos y que lo tienen muy difícil.