Primeras oportunidades| Sobre el Mejor Corto de Ficción

Foto: ©Enrique Cidoncha

La productora de Suc de Síndria, Miriam Porté, reflexiona sobre el potencial de las directoras como Irene Moray, responsable de esta historia que logró el Goya a Mejor Cortometraje de Ficción en los Premios Goya 2020

 

|Por Miriam Porté

Cuando conocimos a Irene Moray solo había rodado un cortometraje, que había producido con sus propios medios, sin el apoyo de una productora. Un año después, con Suc de Síndria, ha ganado su primer Goya. Este ha sido el colofón a un largo y exitoso recorrido. Desde su estreno en la sección oficial del Festival de Berlín, el cortometraje se ha proyectado en más de setenta festivales de todo el mundo, entre ellos el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), el de Londres o el de Málaga. Ha estado nominado en los Premios del Cine Europeo y ha logrado otros galardones como el Premio Gaudí.

Todo esto ha sido posible gracias al enorme talento de Irene y al respaldo de una productora que hace tiempo decidió creer en el potencial de las directoras, y no solo en la experiencia que nunca tendrán sin primeras oportunidades. Por esta razón, me gustaría animar de nuevo a todas mis colegas productoras y productores del sector a confiar en la gran capacidad de las cineastas.

Este año, quince cortometrajes de ficción optaban al Goya, pero solo dos llevaban la firma de una directora. Del total de nominaciones solo un 14% han sido mujeres. Y las categorías principales estaban desiertas de nombres femeninos. Creemos que es urgente reequilibrar esta situación. La sociedad merece un relato donde haya diversidad de ángulos, otras formas de hacer y mirar el mundo que tenemos delante. Porque las nuevas miradas y la excelencia de sus autoras interesa. Esto se demuestra al observar que este 14% de nominadas, al finalizar la gala, se había convertido en un 44% de premiadas.

Suc de Síndria nació, en palabras de Irene, de la necesidad de aportar luz a un tema tan complejo como la superación de una violación. El equipo trabajó para darle forma a esta historia con amor y respeto, poniendo el foco en la posibilidad de la sanación. Estamos muy contentas y orgullosas de que un mensaje tan necesario como el de este cortometraje haya conseguido llegar tan lejos y a tantos lugares distintos del mundo.

Tenemos muchas ganas de ver qué nos deparan los futuros trabajos de Irene Moray, y de toda una generación de nuevas autoras que luchan por una oportunidad.