Valérie Delpierre y Alex Lafuente: “Los nuevos talentos merecen las mismas oportunidades que las generaciones anteriores”

Foto: ©Papo Waisman

Los productores de Las niñas celebran el reconocimiento a Mejor Película en los Premios Goya 2021

| Por Chusa L. Monjas

 

Han sido un equipo en el trabajo, en los momentos complicados y también en los éxitos, y en un año muy complejo en el que todo ha costado más que nunca. A dos bandas, Valérie Delpierre, desde su compañía Inicia Films, y Alex Lafuente, a partir de BTEAM Pictures, la productora y distribuidora que fundó junto a Lara Pérez Camiña y Ania Jones, confiaron en sus corazonadas al acompañar a Pilar Palomero en el periplo de Las niñas. Una decisión que les cambió el que ha sido uno de los mejores años de sus vidas profesionales. Delpierre (Mónaco, 1971) y Lafuente (Castellón, 1980) abrazaron el viaje emocional de una preadolescente en la España de 1992 porque sintieron “una conexión muy directa con lo que se cuenta y con la mirada detrás de lo que se cuenta”. Lo de antes y lo que vino después lo detallan estos dos productores, que interpretan su tarea diaria con más hechos que palabras y con la “resistencia, paciencia, empatía, generosidad y humildad” como valores.

¿Han celebrado los cuatro Goyas de Las niñas?
Alex Lafuente:
Recibimos este reconocimiento con sensaciones encontradas. Por un lado, muy agradecidos por el cariño y apoyo a la película, pero por otro lado siendo muy conscientes que no son tiempos de grandes celebraciones. Aun así, recibir estos premios es un gran honor y orgullo.

Valérie Delpierre: Lo celebré con una ilusión y una alegría tremenda por el reconocimiento del trabajo de todo un equipo. Fue una sensación muy auténtica.

¿Qué vieron en el guion de Pilar Palomero para lanzarse a la producción?

AL: Yo me sumé al proyecto después de Valérie, que estuvo en el origen de la historia. Pero desde la primera lectura de la primera versión tuve muy claro que la película era especial y la mirada de Pilar también. Con el tiempo hemos podido comprobar que esa conexión que sentimos nosotros con la película también la ha sentido la mayoría de la gente que la ha visto.

VD: La idea de poder entender mejor el mundo que me rodea y ver en la mirada de la protagonista, Celia, muchas de las cosas que marcaron esa generación de las mujeres de hoy me atrapó. Era un concepto, el reto era transformarlo en historia. Y eso es lo que ha conseguido Pilar.

¿Cuál ha sido su momento favorito con Las niñas?

AL: Tengo dos. Uno, al ver el primer montaje y ser consciente por primera vez de las imágenes que contaban la película, esas imágenes que llevábamos imaginando tanto tiempo. También fue un momento complicado, porque los primeros montajes siempre son difíciles de ver; te tienes que despegar de la película que existía en tu cabeza y aceptar la que existe realmente. Pero construir a partir de ahí la que será la película finalmente me parece un proceso fascinante. Y el segundo fue la presentación y el reconocimiento en el Festival de Málaga; aunque la presentamos por primera vez en Berlín, la pandemia lo detuvo todo y vivimos en una incertidumbre enorme durante meses. Poder proyectarla de nuevo con público y que recibiese una acogida tan buena es uno de los muchos momentos bonitos que hemos vivido.

VD: Son tantos… Uno fue cuando me llamó Pilar para decirme que teníamos la ayuda del ICAA, se me saltaron las lágrimas de alivio y alegría. Y el segundo cuando ganamos el Goya a la Mejor Película. Empecé a hablar y, con Pilar y Alex cogiéndome de la mano, me sentí muy fuerte y muy bien acompañada. Tampoco puedo olvidar el viaje a México con Pilar y la llamada de Alex cuando me dijo que le había encantado el guion.

Son la coalición creativa más popular del momento, ¿cómo llegaron a esta bicefalia? ¿Tiene futuro?

AL: Somos un equipo, no solo nosotros dos como puntas de lanza, sino todo el equipo de Inicia y Bteam y, por supuesto, Pilar. Ha sido nuestra primera colaboración como productores, pero llevamos años con la película y en todo este camino siempre nos hemos entendido muy bien, no solo por tener una sensibilidad muy similar hacia el cine que nos interesa, sino también por tener formas de trabajar complementarias. Futuro inmediato y continuidad tiene, ya que estamos desarrollando y coproduciendo juntos tres películas más, y distribuyendo dos más que produce Valérie.

VD: Hay una confianza a la hora de trabajar que facilita que todos aportemos lo mejor de cada uno. Y eso solo pasa cuando hay respeto y generosidad.

¿Cómo ha funcionado este liderazgo compartido?¿Llevan bien dividir el éxito?

AL: Siempre hemos cuidado que cada uno tuviese su espacio y el reconocimiento que le correspondía.

VD: Cuando las cosas van bien, las cosas no se dividen si no que se multiplican. Hemos disfrutado del éxito con mucha naturalidad. El equipo Bteam se ha volcado no solo en la producción, también en la distribución, han hecho crecer la película. Cuando pensábamos que el parón entre Berlín y Málaga nos podía afectar, Lara Pérez Camiña encontró la manera de comunicar Las niñas de la mejor manera posible.

Compartir es ceder y negociar, ¿quién tomaba la última decisión?

AL: Valérie ha liderado este proyecto a todos los niveles, pero las decisiones importantes, tanto creativas como financieras, las hemos compartido.

VD: Esta coproducción no ha sido un trabajo compartimentado, es el fruto de conversaciones cruzadas entre las distintas personas de cada empresa según las necesidades.

Desde la independencia y con un nivel de riesgo

Han dicho que el 2020 ha sido uno de sus mejores años.

AL: Sí. No solo por el reconocimiento por Las niñas, también por la satisfacción de haber conseguido que la película haya encontrado su público y llegado a la gente de la manera que lo ha hecho.

VD: Sin duda. Venía de una experiencia muy bonita con Verano 1993 y pensaba que no iba a vivir algo tan intenso con una película, pero la experiencia de Las niñas ha sido increíble.

Cuando respaldaron su primera película, ¿pensaron en algún momento que llegarían a recibir el Goya a la Mejor Película años después?

AL: Siempre he sido muy escéptico con los premios. A Valérie la he dicho muchas veces que el cine que hacíamos lo tenía complicado para ganar los goyas importantes, por hacerse desde la independencia y con un nivel de riesgo que pocas veces genera consenso.

VD: No lo pensé cuando hice la primera y tampoco esta vez. Y no creo que tenga ese pensamiento con la siguiente. Seguiré haciendo cada película para que sea la mejor versión de sí misma.

¿Cómo recuerdan aquella primera película?

AL: La novia fue como un tsunami emocional y económico. La fase de financiación y desarrollo fue rápida y muy gratificante. La de producción fue durísima por los recursos tan limitados con los que contábamos y también por mi propia inexperiencia como productor. Era un proyecto muy ambicioso y, para bien y para mal, me enfrenté a él con un grado importante de inconsciencia. En los momentos difíciles, Paula Ortiz –la directora– y yo decíamos: un día nos reiremos de todo esto. Ahora lo hacemos, pero ¡han pasado seis años!

VD: Fue B, de David Ilundain, una producción tan tan atípica. Todo el dinero que recibimos fue vía Verkami –plataforma de crowdfunding-, rodamos en 5 días, en una sola localización y con un equipo muy profesional. Hizo un recorrido de premios y tuvo un ruido mediático bastante bueno.

¿Cuándo se sabe que un guion está listo para rodar?

AL: Me cuesta mucho dar un guion por cerrado, siempre veo caminos posibles para seguir explorando. En algún momento hay que parar y eso lo marca cuando el director o directora lo sienta así. Las películas se siguen construyendo y ‘escribiendo’ en rodaje y montaje, así que el proceso no termina realmente hasta casi el momento del estreno.

VD: No lo sé. Con Las niñas, Pilar cambió y revisó el libreto muchas veces. Con La maternal –proyecto gestado en el programa ‘Residencias Academia de Cine– el proceso ha sido diferente, desde el principio hay una estructura narrativa muy cercana a la que se filmará el próximo otoño.

¿Qué les han aportado los cineastas con los que han trabajado?

AL: Con Paula Ortiz compartimos la capacidad de resistencia y superación, la ambición y valentía de lanzarnos a proyectos que pueden parecer imposibles, a los que acabamos encontrándoles el sentido. Y siempre con una visión ‘grande’ de lo que hacemos; apunta alto, aunque no llegues. La oportunidad de trabajar con Isaki Lacuesta e Isa Campo en Entre dos aguas fue de observación y aprendizaje. Es fascinante cómo trabajan y uno solo puede acompañarles y allanar el camino en la medida de lo posible. Y con Pilar todo ha sido emoción, cariño y entendimiento. Es una directora muy generosa.

VD: Todas y todos me han enseñado a ver las cosas de otra manera, a cambiar la perspectiva, a aprender a saber decir que sí y también no. A entender que más allá del guion está la mirada.

¿Cuál serán sus próximos pasos?

AL: Este año participamos en la nueva película de Nely Reguera, El nieto, que se va a rodar en Grecia en abril; en la de Carlos Vermut, Mantícora, en coproducción con Aquí y Allí Films; en Teresa, de nuevo con Paula Ortiz; y en la segunda historia de Pilar Palomero, La maternal, repitiendo equipo con Inicia Films.

VD: Estamos con la postproducción de Cantando en las azoteas, de Enric Ribes, una historia híbrida especial que distribuirá Bteam. En verano rodaremos Unicornios, el primer largometraje de ficción de Álex Lora. También trabajamos en el siguiente proyecto de David Ilundain y nos hemos lanzado a la animación con El tesoro de Barracuda, que dirigirá Adrià García.

Foto: ©Papo Waisman

Orgullosos como espectadores

¿Qué se necesita para producir cine en España?

AL: Mucha paciencia, perseverancia y creatividad, principalmente financiera.

VD: Es importante que las ayudas del ICAA cuenten con un mayor presupuesto para poder preservar la diversidad y la pluralidad de nuestro cine. Tenemos que ofrecer al público todo tipo de cine sin tener que renunciar a ninguno.

Es fundamental trabajar con calendarios de comités de las televisiones públicas y las convocatorias de subvenciones. Hay países que conocen con 12 meses de antelación las fechas de convocatorias y la resolución de las mismas, pero aquí no hay previsión, vamos a ciegas. Si queremos ser una industria, actuemos como tal.

¿Por qué cuesta tanto levantar una producción en nuestro país?

AL y VD: No sabemos si cuesta mucho o no, creemos que tiene más que ver con las vías disponibles para financiar, si lo haces sin el apoyo de las plataformas o los grandes grupos de comunicación. Existe casi una vía única, un solo camino en el que no puedes tropezar o te ves forzado a no avanzar en tu producción o a hacerlo con limitación de recursos.

El cine ha cambiado mucho, ¿cómo se han ido adaptando a las nuevas formas de hacer y ver?

AL: Sigo trabajando y enfrentándome a cada proyecto de una forma muy artesana y tradicional, defendiendo con pasión el proyecto en el que creo. A partir de ahí, creo que cada película tiene su camino que se va construyendo con toda la gente que se suma a esa visión. No creo en la producción que nace de adaptar el contenido al canal o la fuente de financiación. No comprometer la mirada me parece clave.

VD: No he tenido que adaptarme porque, de momento, he podido trabajar cada proyecto cómo lo deseaba.

Intuición y responsabilidad

¿Cuál es la posición del productor independiente?

AL: En estos momentos tiene mucho en contra, muchas dificultades… las vías de financiación se estrechan y se limitan, el público tiene muchísima oferta y un exceso de contenido casi abrumador. Creo que nuestra labor es encontrar esas grietas donde se encuentra ese público exigente que no se conforma con cualquier cosa. Vivimos en un momento en el que hay más cine disponible que nunca; la clave es no perderse en la marea audiovisual que nos rodea.

VD: La de encontrar el talento y acompañarlo para hacerlo crecer. La suma dirección-producción es llegar más lejos juntos que donde hubiese llegado la película a nivel creativo sin una productora que le guíe.

¿Hay un perfil definido del productor o productora?

VD: No. Cada uno tiene unas capacidades y desarrolla sus proyectos según sus puntos fuertes. Hay muchas películas que disfruto como espectadora que sería incapaz de haberlas respaldado.

¿Son más de proyectos o de nombres?

AL: Me cuesta despegarme de las miradas, más que de los nombres. Si el cine de un autor me interesa, es difícil que un proyecto de ese mismo autor me guste y otro no… tiendo a querer seguir a los autores con los que he trabajado. Esto no es siempre posible y es algo que me cuesta todavía aceptar. Creo y apuesto mucho por los nuevos directores.

VD: Si me llama la atención un nombre es por sus proyectos anteriores, pero en el fondo soy más de personas.

¿En qué tipo de relatos quieren poner el foco?

AL: En proyectos que me interesarían como espectador: un cine de autor comprometido y diverso, que me sorprenda y me emocione.

VD: Me motivan las historias reales o que se inspiran en la realidad que tengan un punto de luz, en las que, aunque muestren situaciones complejas y crudas, haya esperanza.

¿Están aportando una nueva visión del tiempo que les está tocando?

AL: Creo que podemos contribuir en una pequeñísima parte a que el público de nuestras películas se sienta reconfortado, identificado o cuestionado por las historias que contamos e igual contribuir a que el discurso sea diverso y plural.

VD: La visión la aportan los creadores. Yo me considero guía, y en la elección de los proyectos está mi impronta.

¿Les da miedo repetirse?

AL: Para nada, hay tantas historias que contar y tantas formas distintas de contar que me preocupa más la falta de tiempo que la falta de ideas.

VD: No. Al ser un trabajo de equipo, cada historia surge de un lugar emocional y creativo distinto.

Han hecho una apuesta por los que vienen, ¿creen que más que nunca se atiende las propuestas de las nuevas promociones de cineastas?

AL: Hay un esfuerzo claro, intencionado y meditado de algunos productores por un relevo generacional y un nuevo talento que merece las mismas oportunidades que tuvieron las generaciones anteriores ahora consolidadas. Merecen todavía más apoyo teniendo en cuenta que están metiendo la cabeza en un momento extremadamente complejo y con todo en contra. Necesitamos más recursos o los mismos que disponen los cineastas ya establecidos, siempre que sus proyectos los merezcan.

VD: En España siempre han surgido voces nuevas muy interesantes. Ahora hay una generación de directoras que están empezando con mucha fuerza. Como productores, tenemos la responsabilidad de acompañar, para que cada película sea consecuente con el propósito de cada cineasta.

¿Qué es lo más válido en su profesión? ¿La intuición?

AL: Es fundamental. Que conecte o no con algo no hace ese proyecto mejor o peor, pero es complicado entregarse a algo como lo hacemos los productores si no crees en ello.

VD: La intuición es clave, pero no es infalible. No se puede confundir intuición con irresponsabilidad. No puedes poner en riesgo tu empresa por un proyecto.