Y el Goya de Honor es para…

Madrid, 1927 – 2008

“Este Goya es muy positivo. Ya es hora de que empiecen a considerar mi cine con cierto respeto», destacó el hombre de la famosa saga sobre una numerosa familia –La gran familia (1962), La familia y uno más (1965) y La familia bien, gracias (1979)– y de la inolvidable Atraco a las 3 (1962), cuando se enteró que la Academia de Cine le había concedido el premio honorífico. Productor, guionista y director, Pedro Masó entró en la profesión como botones y pasó por todos los escalafones, desde maquillador a guionista, para después convertirse en coproductor.
Responsable de las populares producciones televisivas Anillos de oro, Segunda enseñanza y Brigada Central, el también impulsor de Las chicas de la Cruz Roja, El día de los enamorados, Siempre es domingo, Vuelve San Valentín, La ciudad no es para mí, Sor Citroën, Experiencia prematrimonial y La Coquito, decía que todos los pasos que había dado le habían servido para aprender, pero por encima de todo se consideraba un escritor de cine, aunque su faceta más conocida fue la de productor. También se sentó en la silla de director y estuvo detrás de títulos como Hermana, ¿pero qué has hecho?

©Pipo Fernández

Vinculado a realizadores como Pedro Lazaga y Fernando Fernán-Gómez, a este madrileño de origen catalán y característica melena blanca le gustaba definirse como un hombre de cine, y fue uno de los productores cinematográficos más prolíficos de nuestro país. Escribió cerca de 150 guiones, dirigió 14 películas y produjo 82, además de realizar diversas series de televisión. Con numerosos premios en su haber, recibió en 2005 un Goya de Honor de la Academia, institución que resaltó que, durante sus más de 60 años de carrera, “había seguido la evolución social, moral y política de la sociedad española, por lo que su amplia obra constituye un importante testimonio sociológico sobre el último medio siglo de la historia de nuestro país”.El galardón se lo entregó Imanol Arias, con el que trabajó en Anillos de oro y Brigada Central.

©Pipo Fernández