“El cine refleja la realidad pero también puede conquistarla”

Paco Plaza compite por el Goya a Mejor Dirección con Verónica

Hace diez años [REC] se convirtió en un estandarte del nuevo cine de terror español, fenómeno que se trasladó a los Goya con premios en las categorías de actriz revelación para Manuela Velasco y Mejor Montaje. Una década más tarde, uno de sus creadores vuelve con una historia donde el terror envuelve un relato de paso a la madurez. Paco Plaza articula este “caballo de Troya” sobre el joven rostro de Sandra Escacena, que se suma a las siete nominaciones para una cinta de género que tira de lo sobrenatural para reflexionar sobre “el miedo a convertirte en otra persona”, y que el próximo 3 de febrero puede quedar marcada como la tercera película de terror –tras Tesis y Los otros– en lograr hacerse con el premio grande.

Por Enrique F. Aparicio

¿Cuál es la primera valoración de las siete nominaciones de Verónica?

Una sorpresa tremenda. Estoy muy contento por el reconocimiento, por venir de la Academia, de los compañeros de profesión, y por otro lado por el reconocimiento a una película de género. A veces parece que a la comedia y el terror los consideramos géneros menores, y estas nominaciones me hacen sentir muy feliz como aficionado al género.

Verónica quizás es su película con un terror más diluido, es también un drama sobre la madurez. ¿Cree que eso le ayuda en su valoración global?

El cine de terror te proporciona una estructura narrativa y unos parámetros, unos patrones narrativos reconocibles, que te permiten por debajo contar la historia que quieras. Verónica es una película de terror porque el detonante de la trama es una ouija y se habla del contacto con lo paranormal, pero no deja de ser una fábula sobre el miedo a crecer, sobre el vértigo que da convertirse en adulta y cómo te resistes con uñas y dientes a abandonar la infancia. Es un relato iniciático sobre el pánico a convertirte en otra persona, al cambio de la manera que tiene el mundo de relacionarse contigo. La envoltura es un clásico del género, pero es una historia de madurez.

¿Es el terror un buen transmisor para estas historias?

El terror permite hablar de la realidad de una manera más poética, más lateral, no tan frontal. Es un caballo de Troya: usas una estructura de género para hablar de cosas distintas. Ese armazón narrativo, muy reconocible y por tanto atractivo y cómodo de ver, oculta en su interior un mensaje que transciende al género. Esa es una característica de las buenas películas de terror, cuando por debajo te están contando otra cosa.

¿Alguna de las nominaciones le hace especial ilusión?

Todas, de verdad. Si tengo que decir algo, me hace muchísima ilusión la de Sandra Escacena a Mejor Actriz Revelación. Ella es una de las autoras de la película: es la cara, los ojos y la sensibilidad de Verónica. Ella es la película. Después de un proceso de casting tan largo y un trabajo con ella tan estrecho, porque el peso de la cinta está sobre sus hombros y es una responsabilidad muy grande para alguien tan joven, que se la reconozca me hace muy feliz. También la nominación de Eugenio Mira a Mejor Música, por mi amistad con Eugenio y porque creo que reconoce el talento que tiene como cineasta, tanto cuando rueda como cuando hace la música.

 

Sus películas suelen tratar de mujeres jóvenes que se enfrentan al horror. ¿Cree que tiene una lectura política?

Nunca ha sido intencionado, pero siempre he tenido protagonistas femeninas, y además en posiciones de fuerza. Recuerdo cuando hicimos [REC 3] y tomamos la decisión de que fuera la novia la que llevara la sierra mecánica y la que se ponía a matar zombies. No son decisiones que uno tome conscientemente, pero es inevitable retratarte políticamente en lo que haces. Estoy muy contento de que Verónica sea una película con un universo femenino tan potente, donde los hombres tienen un espacio muy limitado. Porque creo que es interesante que los personajes femeninos lleven el peso de sus historias, y no en función de un interés romántico u orbitando en torno a un personaje masculino. En ese sentido, sí era firme la decisión de que esta fuera la historia de Verónica, con sus hermanos, con su madre, y sin rastro de trama romántica.

Con el debate feminista encima de la mesa, ¿cree que hay una mayor responsabilidad para los creadores?

Veo muy positivo que se hable de ello, que se saquen los datos escalofriantes de la poquísima representación femenina en la ficción. Es una injusticia histórica. Obedece a un déficit que tenemos como sociedad y creo que colocar a las mujeres en el centro del relato y que puedan expresarse por sí mismas es una deuda que tenemos con ellas. Todos los creadores tenemos una responsabilidad a la hora de retratar el mundo, porque muchas veces te dicen: el cine es un reflejo de la sociedad. Y creo que el cine es una ventana de dos direcciones. Puede reflejar la realidad, pero también puede conquistarla. La narración, la ficción, genera patrones de comportamiento y modelos de conducta que acaban traspasándose a la sociedad. Me parece que al menos no deben ser decisiones inconscientes, que esté meditado el porqué de los comportamientos de los personajes. Empezamos a vivir un momento en el que hay una reflexión detrás de los mensajes que lanzamos al público.

¿Qué proyecto tiene entre manos?

En marzo empiezo a rodar una película nueva, Quien a hierro mata, que filmaremos en Galicia, con producción de Vaca Films.