“Un creador es un iluso jugando a ser Dios”

Manuel Martí Cuenca y Javier Gutiérrez. Foto: ©Julio Vergne

Manuel Martín Cuenca está nominado al Goya a Mejor Dirección por El autor

Aprende y arriesga con cada obra que firma. Ahora, Manuel Martín Cuenca se aventura con El autor, historia basada en la primera novela corta de Javier Cercas, El móvil, que ha escrito con Alejandro Hernández y que tiene nueve opciones a los Goya. Reincidente a estos premios –sus películas La flaqueza del bolchevique, Malas temporadas, La mitad de Óscar y Caníbal estuvieron nominadas–, el director, guionista y productor andaluz retrata en su quinta película a un aspirante a novelista que en su intento de captar la realidad, comienza a manipularla para hacerla más atractiva para la ficción. Javier Gutiérrez, Antonio de la Torre, María León, Adelfa Calvo y Adriana Paz son los actores de esta producción, que tiene como marco una ciudad de provincias: Sevilla.

Por Chusa L. Monjas.

Su película es la tercera más nominada en esta edición. Si se guía por la intuición, ¿qué cree que pasará el 3 de febrero?

Estar aquí nos da fuerzas y argumentos para seguir haciendo películas, que es lo más importante. Hay grandes títulos en la selección hecha por los académicos y otros que podrían haber estado. Esto es siempre relativo y subjetivo.

En mejor dirección comparte cartel con el tándem Aitor Arregi-Jon Garaño, Isabel Coixet y Paco Plaza, ¿ha visto sus películas? ¿qué destaca de sus competidores?

Las he visto. Son estupendas, cada una en su estilo personal. Mi mayor admiración para todos ellos. Me siento muy orgulloso de ser parte del cine español.

Se ha hecho mucho hincapié en que este año las candidatas reflejan el relevo generacional y la diversidad lingüística, ¿qué más añadiría?

Creo que también el riesgo está entrando en la Academia, que la diversidad de películas supone un fuerte soplo de aire fresco. Hay, además, dos directoras candidatas a mejor película. Y cada vez más el papel de la mujer va cogiendo importancia en todos los aspectos de la producción. Ojalá siga reforzándose.

Estar nominado no es algo nuevo para usted ¿qué supone ser finalista?

Con El autor me tiembla el pulso. Sé que otras películas son las favoritas, pero estar ahí de nuevo es muy grande. Soy muy consciente del privilegio y de la oportunidad que nos ha brindado la Academia.

¿Espera que el efecto Goya de un giro a las cifras en taquilla de El autor?

Lo que realmente supone un impacto en la taquilla es ganar el Goya a la Mejor Película. Agradezco a los académicos la posibilidad de estar ahí porque probablemente será importante para los nuevos proyectos que es, al final, lo más importante que te puede dar una película: la posibilidad de hacer otra.

Protagonista, reparto y revelación. Tiene a todos los actores nominados, ¿qué lectura hace?

Que son intérpretes soberbios. Igual que los que no están (Tenoch Huerta, Rafael Téllez y María León). Un director no es nadie sin sus actores.

Desde que se estrenó en Toronto, donde logró el Premio Fipresci, todo han sido buenas críticas y felicitaciones.

Estamos muy felices porque el recibimiento en los festivales internacionales ha sido fantástico.Todos han querido la película y eso me ha hecho una ilusión especial porque nunca sabes realmente lo que estás haciendo. Es todo cuestión de fe e intuición.

El autor parte de una novela de Javier Cercas. Han pasado 30 años hasta que se ha llevado a imágenes esta reflexión sobre el proceso creativo, ¿qué ha sido lo más complicado?

Encontrar el tono, transitar por ese punto de sátira en el que no sabes si reírte o angustiarte. Era un riesgo, pero me divertí tratando de hacerlo, aunque siempre existía la espada de Damocles de que no funcionara. Le decía a mi montador, Ángel Hernández Zoido, que como no se entendiera el tono yo estaba muerto con esta película. Él es fundamental en todos mis trabajos.

¿En alguna ocasión la creación ha llegado a convertirse en una obsesión?

Siempre es una obsesión. El mero hecho de pensar que quieres crear un mundo paralelo, un mundo nuevo, aunque sea una fantasmagoría, te empuja de una forma que es imposible no tener un coste emocional muy fuerte. El que se dedica al arte tiene que soñar con su trabajo, es imposible que sea de otra forma.

¿Tiene una definición de lo que es ser creador?

Un iluso jugando a ser Dios.

¿Qué ha supuesto El autor en su trayectoria?

Un riesgo, una exploración de un nuevo registro.

 

Churros calentitos

 

Le ha dedicado la película al distribuidor y productor de cine independiente Josetxo Moreno.

Fue un gran amigo, me ayudó mucho en mi carrera. A mis amigos los quiero con todo mi corazón.

¿Alguna anécdota destacable del rodaje?

De madrugada me paraba de camino a comer churros. Creo que la película tiene un cierto espíritu vital por la buena cantidad de churros calentitos que me he tomado. He engordado unos cuantos kilos, pero no me arrepiento.

Ya está con un nuevo proyecto, The Miramar Murders.

Estamos rodando desde hace dos años la historia de Pablo Ibar, que estuvo condenado a muerte y lleva 23 años en la cárcel por un asesinato que, quizás, no cometió. Está siendo un viaje complicado e intenso.

 ¿Hay modas y tendencias en el cine español? ¿Se siente fuera de ellas?

Vivimos en una sociedad de tendencias y, probablemente, somos más hijos de nuestro tiempo y nuestra ‘tribu’ de lo que pensamos. Todos somos deudores de algo. A veces creemos que el libre albedrío es más importante de lo que realmente es. En cualquier caso creo que el enemigo es la identidad, es la que nos hace esclavos. Luchar contra la identidad de uno mismo, contra lo que uno se supone que es o quiere ser es el mayor ejercicio de libertad que trato de hacer.

De no hacer películas, ¿qué le gustaría hacer?

Sería marino. Me fascinan los barcos y el mar.