Belén Cuesta: “Siempre hay algo de fragilidad y de drama en la comedia”

Foto: ©Papo Waisman

Recogió el Goya a Mejor Actriz Protagonista por La trinchera infinita en los Premios Goya 2020


| Por María Gil 

Tras las nominaciones por Kiki: el amor se hace y La llamada, a la tercera fue la vencida con La trinchera infinita. Belén Cuesta cierra un año inolvidable con el Goya a Mejor Actriz Protagonista, galardón que corrobora lo que el personaje de Rosa ya había dicho al mundo: que maneja igual de bien la risa que el drama. Si el tándem Javier Ambrossi-Javier Calvo, ‘los Javis’, fueron para la actriz malagueña su “golpe de suerte con el que me cambió absolutamente la vida”, ahora es un trío de directores –el de Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga– con el que ha ido de la mano para lograr el reconocimiento de la profesión. Lo ha hecho por encarnar a esta costurera, esposa de un topo, que se enfrenta a la soledad, el miedo y el desgaste del tiempo. La intérprete aún recuerda aquellas funciones de teatro en el colegio “donde era maravilloso estar en el escenario, pese a que ningún niño te prestaba atención”. Cuando oyó su nombre en la gran noche del cine español, todos los ojos estaban pendientes de ella.

Por primera vez los Goya se celebraron en su tierra y recibió el galardón rodeada de familia y amigos
Que fuese allí era muy especial. Era uno de los motivos por los que pensaba que no me lo iban a dar, porque me decían, ‘a la tercera y encima en Málaga, va a ser que sí’, y yo pensaba que por eso iba a ser que no. Yo estaba más en el no que en el sí, porque era un regalo ya estar nominada en Málaga.

En su discurso aseguró que los directores de La trinchera infinita le habían dado “el personaje de mi vida”. ¿Rosa es el papel que más le ha permitido desarrollarse como actriz?
En el sentido de investigar y de profundizar y de tener más tiempo, sin duda. Porque yo había hecho personajes profundos en teatro, donde conforme avanza la temporada tú vas descubriendo cosas que hacen que tu personaje cambie o se perfile. En La trinchera infinita, todo el trabajo previo al rodaje ha sido muy interesante como actriz: toda la documentación que se ha hecho, preparar mi papel con Manuel Morón, aprender a coser…

¿Le ha servido para conocerse mejor a sí misma y a su tierra?
Siempre cuento que desde la ventana de casa de mis padres veo Mijas y yo no sabía la historia de Manuel Cortés y de los topos, que creo que todos deberíamos conocer. Y también ha sido una forma de entender de dónde soy. Antonio [de la Torre] y yo intentamos ser lo más honestos posible con el lenguaje, ser fieles a lo que fue y acercarnos lo máximo para intentar contarla lo más certeramente posible. Ha sido muy bonito rodar en la sierra de Huelva, meterte en esa parte de nuestro pasado y de nuestra Andalucía. Y muy emotivo intentar conocer a todas esas mujeres, que fueron igual de topos que ellos pero de un modo mucho más complejo.

La película se alzó con los dos galardones que más ilusión les hacía a Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, el de Mejor Sonido y el suyo.
Celebramos mucho con todo el equipo. Los directores, además del talento inmenso que tienen, que a la vista está, como personas son incomparables. Ellos han estado muy contentos de verdad, por mí y por todo el equipo. Son muy honestos en el trabajo y en las relaciones.

Hasta este año, el público la asociaba fundamentalmente con la comedia. La trinchera infinita ha sido toda una demostración de que podía brillar en el drama. ¿Ha sentido alguna vez que la encasillaban?
Honestamente, no me he sentido encasillada. A mí me encanta hacer comedia y creo que la comedia envuelve muchos tipos diferentes. Tiene algo muy dramático, por lo menos para mí, o es la comedia que más me gusta. Siempre hay algo de fragilidad y de drama en esa comedia. Cuando hice la prueba para La trinchera… sí que había algo de no tener demasiadas esperanzas, porque pensaba que igual a los directores les costaba verme en otro registro, pero afortunadamente hay gente que confía en ti para verte más allá de un personaje.

¿Va a ser el 2019 una fecha inolvidable?
Ha sido un año precioso para mí, en muchos aspectos de mi vida. Se han estrenado trabajos de los que estoy muy orgullosa y en los que me hacía mucha ilusión estar, como Ventajas de viajar en tren. Me parece que era una película tan especial que yo no me lo pensé, luego he ido a San Sebastián, he estado haciendo teatro en Mérida… han estado pasando cosas que ahora, echando la vista atrás, me siento muy feliz de haber podido hacer.

Foto: ©Enrique Cidoncha

Una profesión de sorpresas

Todos los directores con los que ha trabajado aseguran que se implica mucho, que pregunta y cuestiona.
Necesito saber para poder hacer. Un actor debe preguntar, me parece fundamental, y conocer ya no solo a su personaje, sino lo que el director quiere contar con tu personaje o cómo lo quiere contar. Yo desde luego necesito informarme, entender, poder hablar con quien me va a dirigir. Si no solo pondría caras, y creo que la interpretación va más allá de eso. Luego hay directores de todo tipo. Algunos se pueden sentir juzgados, pero cuando un actor pregunta es para hacer bien su trabajo.

La vemos en teatro, televisión, cine y también en su faceta como dobladora en películas de animación. De hecho pone voz a la profesora de Klaus, ganadora del BAFTA a Mejor Película de Animación y nominada al Oscar.
El doblaje de animación me encanta porque te permite jugar, me parece que es muy teatral.

Ahora está rodando Sentimental, la nueva película de Cesc Gay, junto a Javier Cámara, Griselda Siciliani y Alberto San Juan. Tras el Goya, ¿qué objetivos se marca para el futuro o con qué directores le gustaría trabajar?
Hay muchísimos directores con los que me apetecería trabajar: con Isabel Coixet, Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, Julio Medem y con muchos que todavía ni conocemos, pero que están por descubrir. Hay muchísimo talento ahí fuera. Sobre el futuro… en esta profesión nunca se sabe nada. Esta profesión va mucho de sorprender.

¿Para qué espera que sirva este Goya?
Para que se cuenten más historias como La trinchera infinita. Para que haya directores que se atrevan a probar a compañeros en otros lugares.

Siempre cuenta que los comienzos al trasladarse a Madrid fueron duros, que mientras le llegaban papeles tenía que trabajar como camarera y cajera. ¿Siente que el público conoce la realidad y la precariedad del oficio?
La mayoría de la gente se queda con las alfombras rojas y piensa que está todo subvencionado. No saben lo duro y lo difícil que es.