Belén Funes, Goya a Mejor Dirección Novel, en palabras de Arantxa Echevarría y Carla Simón

Foto: © Enrique Cidoncha

Arantxa Echevarría y Carla Simón, que se alzaron con el Goya a Mejor Dirección Novel en 2019 y 2018, respectivamente, rememoran la emoción de entregar a Belén Funes este mismo galardón por La hija de un ladrón en los Premios Goya 2020

 

El abrazo del presente | Por Arantxa Echevarría

Carla Simón y yo estábamos muy nerviosas la noche de los Goya. En la terna de Mejor Dirección Novel había cuatro grandes películas y, además, completamente diferentes, pero igual de arriesgadas y merecedoras del galardón. Ensayamos los nombres de los ganadores, repetimos los títulos de las películas, pero en nuestro corazón se oía solo uno. El de Belén.

El año anterior, Paula Ortiz, la gran directora de La novia, me hizo llegar un amuleto de sororidad. Es la imagen de una mujer tribal con rostro en forma de sol. A ella se lo habían dado para darle suerte en los Goya y en el último momento no se lo llevó. Paula me lo dio diciéndome: te va a dar suerte, siempre y cuando siga en movimiento. Tienes que dárselo a la próxima. Y así fue, el amuleto mágico me ayudó y me cambió la vida.

Este año me tocaba pasarlo a la siguiente. Que la rueda continúe. No conocía a Belén Funes personalmente, y algo tan prosaico como Facebook me permitió hablar con ella. No pensó que estaba loca, sino que le enviaba junto al amuleto la risa, el aire y los deseos de muchas y muchas mujeres. Le envié el amuleto y volvió a funcionar. Cuando Carla dijo su nombre, supe que estamos ante una nueva generación de mujeres con hermosas historias que contar, con puntos de vista nuevos, con ansias de darnos voz al mundo. Ahora le toca a Belén pasar el amuleto a la próxima. Ojalá esta vez tenga que elegir a quién enviarlo, porque haya muchas mujeres en Mejor Película, Mejor Dirección y no solo en Mejor Dirección Novel. Ojalá dejemos de ser las promesas del cine.

El abrazo que nos dimos las tres directoras en el escenario de los Goya fue uno de los mejores momentos de la noche. Fue un abrazo del cine español a sus mujeres directoras, directoras de foto, sonidistas, montadoras, guionistas, eléctricas, productoras… El abrazo del presente.

Un personaje que queda | Por Carla Simón 

¡Pobre alma sola!, no te entristezcas, / deja que pasen, deja que lleguen / la primavera y el triste otoño, / ora el estío y ora las nieves;  / que no tan solo para ti corren / horas y meses; / todo contigo, seres y mundos / de prisa marchan, todo envejece, dice Rosalía de Castro en una de sus hermosas poesías. Y esto es lo que me gustaría a mí decirle a Sara, La hija de un ladrón. También me gustaría decirle que no está sola, pero esto no es verdad. Así que le diría que me alucina su fuerza, que la admiro, que es una valiente, una luchadora, una superviviente, que no se rinda, porque su vida es muy jodida pero aún tiene tiempo para aprender a amar y a ser amada.

La verdad es que Sara no lo tiene nada fácil. Como dice ella misma, lleva a su padre en la cara. Y su padre no sabe cómo amarla, así que no ha podido enseñarla a amar, como ella tampoco sabe amar a su bebé, y quién sabe si el bebé podrá aprender a amar… Pero Sara lucha tanto que los optimistas pensamos que algún día esta cadena se romperá, y conseguirá amar y sentirse menos sola.

Y es que Sara actúa, no piensa, avanza, no para nunca, es dura, durísima. Pero lo que más me conmueve de Sara es su ternura, porque la tiene, y es una ternura hermosísima. Una ternura torpe, inocente, inconsciente, bella. Tengo dentro la imagen cortándole las uñas a su bebé o mirando a su hermano y a su hijo jugar, o definiéndose como «una persona normal».

Belén Funes ha creado un personaje que se queda en el espectador, y esto es de las cosas más grandes que se pueden conseguir en cine. Deseo conocer todos y cada uno de los personajes de Belén, porque ha llegado para quedarse y darnos muchas más Saras que nos calen hondo como La hija de un ladrón.